----------Narra Bill------------
El martes mientras pasaba cerca de la dirección, escuché los pensamientos del profesor Delbrück, estaba haciendo un recuento mental de todo el material que requeriría para la clase de química: portaobjetos, agujas esterilizadas... El día de hoy nos enseñaría cómo saber el grupo sanguíneo... ¡oh no! me dirigí de prisa a la cafetería antes de que me viera, obviamente no iba a entrar a su clase, ¿Cómo explicaría que mi sangre fuera idéntica a la del par de venados que había tomado ayer? imposible... me senté en la mesa de siempre, comencé a divagar, quería saber qué estaría haciendo Beth en esos momentos, tal vez se sentiría más cómoda sin mi presencia, suspiré, solo pensar en esa posibilidad me dolía casi tanto como respirar su olor, pero era lo más probable tomando en cuenta mi comportamiento hacia ella, al cabo de unos minutos escuché unos pasos en el patio de la escuela y los pensamientos que los acompañaban “¿Ya te sientes mejor?” era Kelly, puse más atención para saber quién la acompañaba pero no pude leer sus pensamientos, solo podía tratarse de una persona, se detuvieron justo en la entrada de la cafetería, esperé que Kelly se fuera y le hice una seña a Beth para que se acercara, no se veía bien, tal vez estaba enferma, parecía indecisa de si acercarse o no, pero lo hizo
-Siéntate! ¿Qué tienes? Pareces enferma... ¿Te salaste o algo parecido?- claro tenía que preguntar, no podía asegurar nada sin que ella me lo dijera primero.
-No soy la única... –me dijo enarcando una ceja - No, es solo qué están tomando muestras del grupo sanguíneo y... yo... no me gusta ver sangre, el olor, me da asco – susurró tímidamente, su respuesta me causó un poco de gracia, qué ironía, a ella la sangre la enfermaba y yo no podría estar sin beberla
-¿Que tal pasaste tu cumpleaños en la playa?- le pregunté, ni siquiera me detuve a pensar en que estaba cometiendo un error, lo único que quería era hablar con ella, saber qué hacía y tenerla ahí conmigo
-¿Qué? awm... ¿Cómo sabes eso?- preguntó extrañada, tal como me lo esperaba
-Lo escuché de casualidad cuando lo planeaban a la hora del almuerzo- esperaba que se tragara ese cuento pero no funcionó
-Claro que no, te sientas demasiado lejos para poder escucharnos- me dijo muy segura
-Bueno... tal vez leí la mente de tus amigos- dije alzando la ceja- ¿No lo crees? suelo ser bueno leyendo mentes- mi explicación pareció no sentarle bien, de nuevo su rostro se veía de un color verdoso. Decidí cambiar de tema y ofrecerle algo de tomar
-No entiendo... esto significa que ¿somos amigos?- me preguntó
-Amigos... –repetí casi para mí
-¿O no? A veces creo que no te agrado- dijo, ¿Qué, en serio pensaba eso? ¿De verdad deseaba que fuéramos amigos?
-hugm no es verdad, de hecho ese es el problema, créeme me agradas demasiado... podría intentar ser tu amigo, aunque... tal vez debería prevenirte... no creo ser un buen amigo para ti. Si eres inteligente te alejarás de mí... – le respondí, me sentí en un dilema, por un lado eso era lo que más deseaba, estar cerca de ella, ser por lo menos su amigo... pero por otro lado tenía que ser realista ¿Qué posibilidades tenía de tenerla cerca y no hacerle daño? Tal vez si la prevenía del peligro que corría estando conmigo ella se alejara de una vez por todas ya que yo no pude. Pero creo que mi advertencia no sirvió de mucho por que me respondió: -Bueno... entonces hasta que sea inteligente podemos intentar ser amigos? Es que, en serio, no logro entender tus cambios de humor
- Se que no he sido muy amable contigo, pero créeme es mejor así... por tu seguridad- le aseguré seriamente, deseaba que ella creyera en mis palabras para mantenerla a salvo, ella solo me miró fijamente y yo deseaba saber qué pensaba
-¿Qué piensas? –pregunté
-Tú debes saber, dices que eres bueno leyendo mentes, ¿no?- me dijo alzando una ceja. Si supiera que ella era la excepción.
La noche del sábado salimos a cazar mis padres, mis hermanos y yo. Mila y Tom esperaron a que estuviéramos los 3 solos para hablar conmigo. Mi hermana había tenido una visión recientemente, Beth estaba conmigo en el bosque charlando y tomados de la mano, pero eso no era lo que preocupaba a Mila sino que Beth era igual que nosotros, era un vampiro
-No no es posible, eso no pasará, lo saben- insistí por décima vez
-Pero yo lo vi, es más aún puedo verlo, eso quiere decir que va a suceder... tal vez más pronto de lo que creemos
Está bien, no pasa nada si es lo que quieres, nadie te va juzgar por estar enamorado... -me dijo Tom poniendo su mano sobre mi hombro
-No lo estoy... bueno, tal vez siento algo por ella, no sé, parece tan frágil...
-Bill, no tienes que seguir fingiendo, siempre nos hemos tenido confianza ¿No?
-Ok, no se trata de que no les tenga confianza, es solo que... estoy confundido, nunca antes había sentido algo parecido... y tampoco quiero terminar matándola...- suspiré –Prométanme que me ayudarán a soportar esto... Si sabes que estoy a punto de hacerlo tienes que detenerme- dije mirando a Mila
-Te lo prometemos, lo haremos ¿verdad Mila? -dijo Tom, pero Mila no respondió, sabía lo que estaba pensando, ella no creía que yo fuera a matarla, confiaba demasiado en sus visiones y sabía que Beth terminaría siendo un vampiro como nosotros y eso no parecía preocuparle, además pensaba que sería buena idea tener a Beth como amiga
-Mila, prométemelo y no, Beth no será tu amiga, mejor ni lo pienses – le dije, ella me hizo una mueca pero terminó aceptando.
Estuve caminando solo por el bosque mientras iba amaneciendo, no dejaba de darle vueltas a la visión de Mila, nada me gustaría más que tener a Beth a mi lado, imaginaba lo que sería compartir la eternidad con ella. Pero si la mordía ¿Ella estaría de acuerdo? sabía que no le era indiferente, que tal vez hasta deseaba que fuéramos amigos, pero de eso a estar conmigo toda la “vida” había una gran diferencia, además aunque no le diera opción, si la mordía sin su consentimiento ¿Si no lograba detenerme antes de beber su última gota de sangre y la mataba? No, eso no podría resistirlo. Sabía muy bien como podía lograr la transformación, un vampiro puede morder a un humano y no pasar nada, el humano debe beber la sangre de un vampiro, por lo menos una gota para que ocurra la transformación, pero si el vampiro bebe toda la sangre el humano morirá y eso era lo que casi siempre pasaba, resultaba bastante complicado parar cuando sentías el flujo de sangre caliente en tu boca.
Estaba en eso cuando escuché ruidos a lo lejos, mientras se iban acercando unos pasos intenté escuchar de quien se trataba pero fue en vano ¿Qué? ¿Acaso era Beth? Qué podía estar haciendo ahí sola, estábamos en un lugar bastante alejado de la ciudad, precisamente por precaución, cuando casábamos nos resultaba difícil pensar, nos dejábamos guiar por el instinto y no nos gustaba la idea de toparnos con humanos, “espero que mi familia ya haya terminado de comer” pensé. La vi a unos cuantos metros, parecía cansada y algo nerviosa, probablemente estaría perdida, decidí acercarme por si necesitaba ayuda, estaba sentada en las raíces de un árbol, le toqué un hombro, debió asustarse porque dio un brinco
-¿Qué haces tú aquí? No creo que debas andar por el bosque tú sola- le dije
-No tenía ganas de quedarme en casa... pero no te preocupes, sé cuidarme sola-
-Eso es lo que tú crees... pero el bosque es un lugar peligroso para alguien como tú...- claro ella no tenía ni idea de que por aquí cerca había 5 vampiros cazando
-¿Por qué? ¿Quién podría hacerme daño... tu?- me dijo... me quedé mudo por un segundo ¿Qué hubiera dicho si supiera lo que Mila había visto?
-Podría raptarte... y tal vez no quisiera liberarte- dije en tono de broma para no asustarla todavía más –Puedo hacerte compañía, pero si te molesto...
-¡No! quédate... la verdad es que este lugar me da un poco de miedo- me dijo con una mirada suplicante, parecía una niñita perdida entre una multitud -Pensé que sabias cuidarte –dije burlonamente mientras me sentaba junto a ella, empezamos a platicar de varias cosas, pude hacerlo ya que su aroma se perdía un poco con el olor del bosque, aunque aún así podía sentir la sed quemándome, cuando decidí acercarme a ella pensé que no tendría problemas ya que había pasado parte de la noche cazando, pero no servía de mucho teniéndola tan cerca. Aunque tenía ganas de salir corriendo y dejar de sentir el ardor en mi garganta no podía, era mucho más fuerte el deseo de estar cerca de ella, deseaba poder tocar su piel...
-Hace frío- dijo rodeándose el cuerpo con sus brazos, ya estaba oscureciendo y la temperatura debía haber descendido bastante pero yo no lo podía notar, me quité la chamarra y la pasé detrás de sus hombros, aunque dudaba mucho que eso fuera ayudar, mi chamarra debía estar tan fría como mi temperatura corporal: -Es mejor que regreses a tu casa,- le dije -Puedo acompañarte ¿Quieres?
-A quien quiero es a ti- me dijo, tardé casi un minuto en procesar aquellas palabras ¿Ella me quería? ¿Estaba enamorada de mí al igual que yo de ella? Nos quedamos viendo fijamente a los ojos, la rodeé con mis brazos y acaricié su mejilla con mis dedos helados, pensé que se alejaría pero pareció agradarle mi contacto, todo me parecía tan irreal, estábamos tan cerca que podía sentir el calor que desprendía su cuerpo, era un calor abrasador que me recorría por completo.
-Beth... ya no puedo más, traté de alejarme de ti pero no puedo... – le susurré
-No, no lo hagas, no tienes por que alejarte... yo... te quiero, te necesito- sus palabras nublaron por completo mi razón, no podía pensar en otra cosa que no fuera ella, en lo que sentía por mí y yo por ella, era mía
-Yo también te necesito...- le dije mientras me inclinaba sobre ella y rozaba sus labios con los míos, la besé despacio, delicadamente como si fuera un trozo de cristal que podría romperse en cualquier momento. Sentí que me rodeaba con sus brazos y sentí una descarga eléctrica en mi cuerpo. Recorrí con mis labios su mejilla, su cuello... sentía que no podía respirar, su olor era tan fuerte que me quemaba aún más que la primera vez que la vi... volví a besarla en los labios, esta vez fue más apasionado, sabía que tenía que detenerme pero no podía, no tenía fuerzas para hacerlo, no pensaba en nada solo sentía cómo mis sentidos se iban agudizando, el flujo de veneno en mi boca, acaricié su cuello con mi nariz, sentía su pulso latiendo desbocado... esa fue la gota que derramó el vaso, no debí hacerlo, una sed intensa se apoderó de mí y sin darme cuenta de lo que hacía clavé mis afilados colmillos en su cuello... su dulce sangre fluía a borbotones hacia mi boca, sentía como Beth se desvanecía poco a poco entre mis brazos...
2 comentarios:
ayyyy mary que cosa sube pronto
aaaaaa k loco esta genial sube pronto si
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