------Narra Beth-------
Bill y yo estuvimos juntos casi toda la mañana, obviamente me había olvidado por completo de las clases, bueno una falta no me iba a hacer daño y realmente se sentía tan bien estar en los brazos de Bill, a excepción de que sentía un “poquito” de frío pero no me importaba, había soñado tantas veces con este momento que eso ero lo de menos.
Después de un rato me dijo que tenía que irse, yo lo miré como suplicándole que no se fuera, realmente podía pasarme todo el día junto a él
-Tengo que ir a mi casa... - dudó unos segundos y luego agregó- Beth ¿Te gustaría ir conmigo y conocer a mi familia?- me congelé por unos instantes, no sabía que decirle, jamás me imaginé que me diría una cosa así tan pronto, claro él lo interpretó como si estuviera asustada
-¿Tienes miedo? no dejaré que nada malo te pase, te lo prometo
-No, no es eso... sé que contigo estoy segura, solo que ¿Y si no les agrado? quiero decir, no todos los días llevas a tu casa una chica ¿O sí?- dije sarcásticamente para ocultar mi nerviosismo
-Bueno, no... de hecho nunca lo he hecho...- dijo tímidamente, creo que era la primera vez que lo veía así, eso me causó ternura, él siempre era perfecto y así me parecía todavía más adorable -Ni siquiera estoy acostumbrado a esto...
-¿A hablar con chicas?- pregunté, alzando la ceja, me costaba mucho creerle pero no cabía duda que estaba siendo sincero cuando asintió con la cabeza.
-La mayor parte de mi... existencia la he pasado yendo de aquí para allá, viajando de un lugar a otro, además creo que nosotros debemos mantener cierta distancia con las personas por nuestra seguridad y la de ellos
-Está bien, sí quiero ir contigo- le dije, él me regaló una de sus sonrisas de comercial de pasta dental que me parecían tan perfectas mientras me ofrecía su mano para ayudarme a levantar del tronco donde estábamos sentados. Caminamos hasta el estacionamiento de la escuela que a esa hora ya estaba vacío, solo estaba mi auto y Bill me pidió que lo dejara conducir.
-Entonces ¿A tu familia les va a extrañar que llegues conmigo?- pregunté abriendo la puerta de copiloto, no quería que notara que estaba bastante nerviosa por lo que iba a hacer
-No lo creo, a estas alturas Mila ya debió de haberles contado, creo que ella ya lo sabía desde esta mañana o tal vez desde ayer- dijo esto último casi para sí mismo
-¿Mila? ¿Tú se lo dijiste, que ibas a contarme todo?
-Ah no, verás ella puede ver algunas cosas que van a pasar, solo en el momento en que lo decides, si dudas un poco su visión se vuelve borrosa
-¡¿Tu hermana puede ver el futuro?!- pregunté sorprendida
-Sí, mas o menos... Tom tiene un “poder” de coacción, prácticamente puede obligarte a hacer lo que él quiera... uff! lo hubieras visto hace tiempo cuando lo descubrió, se la pasaba molestándonos obligándonos a hacer cosas ridículas, por suerte ya se le paso y ya casi nunca lo utiliza- me reí tratando de imaginar que tipo de ridiculeces los había obligado a hacer Tom
-¿O sea que era cierto cuando me dijiste que podías leer la mente?- ¡oh no! y yo que quería ocultar mi nerviosismo... ups! tampoco debía pensar eso...
-Sí, puedo hacerlo
-¿Y cómo lo haces? ¿Puedes leer la mente de cualquiera en cualquier parte? ¿También la mía?- dije muy curiosa
-ammw, pues... no es algo que yo provoque, es natural como cuando escuchas hablar a alguien en voz alta, si conozco la voz de la persona puedo reconocer de quien son los pensamientos... solo hay una excepción, no puedo escuchar tus pensamientos, no sé por que, nunca me había pasado- dijo con un tono de frustración
-¿En serio?- dije un poco aliviada
-Sí, y sinceramente tengo que reconocer que al principio me sentía bastante frustrado, me llegué a enojar algunas veces- dijo con una sonrisa tímida como si estuviera pidiéndome disculpas -Por más que lo intentaba no podía saber lo que pensabas y eso me desconcertaba... creo que aún me sigue frustrando- suspiré, ahora entendía todas esas miradas cargadas de frustración y de ira de su parte
-¿Entonces toda tu familia tiene poderes o algo así?
-Pues Andreas, él puede sentir las emociones de las personas que están a su alrededor y también puede modificarlas y mis papás tienen un autocontrol muy desarrollado, aunque no sé si eso sea realmente un poder, de todos modos es gracias a ellos que nosotros somos diferentes a los demás de nuestra especie
-¿Por qué son diferentes?
-Es... por nuestra forma de alimentarnos... nosotros- de nuevo parecía buscar las palabras correctas para no asustarme -No tomamos sangre humana, cazamos animales para tomar su sangre, es por eso que nuestros ojos son color miel casi dorados, los ojos de otros vampiros son rojos porque se alimentan de sangre humana y... terminan matándolos, mis papás nos han ayudado y enseñado a controlarnos a mis hermanos y a mí, a ellos no les gusta dañar a los humanos, pero no ha sido fácil
-¿Hay muchos... vampiros? ¿Aquí en Greifswald?
-Sí, bueno quiero decir en todo el mundo, la mayoría no se asienta en un lugar fijo, la mayoría son nómadas... incluso nosotros hemos llevado esa vida alguna vez... así que de vez en cuando nos cruzamos con otros...
Decidí no seguir preguntando más, sinceramente no estaba asustada, estar con él me hacía tener fuerza para lo que fuera, pero creo que ya era demasiada información que procesar en tan poco tiempo y mientras veía espaciarse mucho más una casa de otra notaba que nos alejábamos del centro y eso comenzaba a ponerme más y más ansiosa, de nuevo agradecí que él no pudiera leer mis pensamientos, después de un rato Bill giró a la derecha y tomó un camino que nunca antes había visto, bueno de hecho no tenía idea de donde nos encontrábamos, estábamos rodeados de bosque, la verdad debí imaginarme que su casa no estaría en pleno centro de la ciudad precisamente.
De pronto apareció frente a mis ojos la casa, era elegante y parecía bastante antigua, la verdad encajaba bastante bien con el estereotipo de “casa de vampiros”, digo no es que estuviera llena de telarañas y murciélagos, no, nada de eso pero era de estilo clásico, la fachada estaba pintada con tonos blancos, muy sobrios y tenía tres pisos de altura.
-¡Woaw! es increíble
-Vamos- dijo abriendo mi puerta y ofreciéndome su mano para salir del auto, mientras me sonreía
Cuando entramos a la casa casi me quedé con la boca abierta, si por fuera me había parecido hermosa por dentro me dejó sin palabras, en la decoración predominaban el negro y blanco con ciertos toques de rojo quemado, casi color sangre, debí imaginar que ese color les gustaría a los vampiros, había todo tipo de antigüedades pero muy selectas, los muebles de la sala eran de madera oscura con líneas curvas y recubiertos por terciopelo muy fino, había un reloj de pared tallado en madera, recordaba haber visto uno en una fotografía de mi bisabuela pero nunca había visto uno en persona, las cortinas también eran muy elegantes abarcaban toda una pared y obviamente estaban bajadas impidiendo la entrada de luz solar, aunque realmente no había necesidad ya que estaba nublado, del techo pendía una lámpara de “araña” hermosísima, estaba absorta contemplando la belleza de la casa cuando me di cuenta que los papás de Bill nos observaban de pie junto a la amplísima escalera, de nuevo los nervios junto con el acostumbrado dolor de estómago regresaron a mí...
RESUMEN
¿Qué harías si todo tu mundo cambiara derepente? ¿Si todo lo que pensabas imposible fuera real? Si la persona que más amas estuviera a punto de matarte... y guardara un secreto que podría cambiar tu vida...
CATEGORIA: hetero.
GÉNERO: romance, vampiros
PERSONAJES: Tokio Hotel
CLASIFICACIÓN: +15
TERMINADA: no
30 jun 2011
29 jun 2011
Capítulo 15:
Sorry!!!
De verdad 1000 disculpas x la tardanza de subir cap... pero bueno pues espero que les este gustando y aqui les va otro...
Y 1000 gracias a las que siguen este fic en especial a Clauss. T.Q.M amigaaa!!!!
Había tomado una decisión, pero no deseaba contársela aún a toda la familia, quería hablar con Beth primero, así que salí de caza desde el domingo muy temprano y no regresé a mi casa hasta el lunes por la mañana solo para cambiarme de ropa para ir a la escuela.
Mientras estábamos en la cafetería aún estaba dándole un poco de vueltas, no sabía como me acercaría a Beth y le explicaría todo, pero realmente estaba decidido a hacerlo.
Por la forma en la que Mila me miraba me di cuenta que ya había tenido una visión de la decisión que había tomado, pero trató de mantener sus pensamientos en otra cosa por lo que no pude darme cuenta de si mi decisión resultaba correcta, ni modo, creo que era la primera vez que deseaba poder averiguar lo que ella veía y ella estaba tratando de ocultarlo, parecía divertirle mi expresión mientras buscaba en su mente, pero nada, ella siguió charlando con Tom y comenzaron a planear un encuentro “romántico” después de clases, no quise enterarme de todos los detalles morbosos así que me di por vencido y les concedí algo de privacidad.
Iba caminando por el pasillo para llegar a mi salón cuando me topé con esos ojos color chocolate que tanto adoraba, mi primera reacción fue evadirla, pero ella me llamó, seguí caminado, podía escuchar sus suaves pisadas tras de mí, volvió a llamarme, entonces decidí que esta era la oportunidad que estaba esperando para hablar con ella, no podía desperdiciarla así que me aseguré que nadie nos viera y me dirigí hacia la parte del bosque que estaba detrás del patio de la escuela, rogaba que ella entendiera que lo que quería era que me siguiera y por suerte así lo hizo, en todo el tiempo que nos adentrábamos más en el bosque ninguno de los 2 habló, la dirigí hasta un claro del bosque donde me gustaba estar de vez en cuando, una vez ahí me giré
-Tenemos que hablar- me dijo Beth, parecía algo nerviosa pero tan decidida a hacerlo como yo
-Está bien, hablemos- le dije, esperé en silencio, mi respuesta pareció sorprenderla, era lógico no se esperaba que yo dijera eso después de todas las evasivas que le había dado
-Lo que pasó... hace 2 semanas en el bosque... –comenzó a decirme, parecía que intentaba ordenar sus pensamientos y buscar las palabras correctas era en momentos como estos que deseaba poder leer lo pasaba por su mente como podía hacer con todos los demás y eso era frustrante -¿Fue real? quiero decir... ¿Tu y yo...?
-Sí, yo estaba contigo- realmente me sorprendía que recordara eso, no es que me hubiera gustado hablar mucho de aquella noche en la que estuve a punto de matarla pero ni hablar, esta vez sí iba a ser sincero con ella
(Dar play)
-Sí fue real ¿Entonces por qué sigues tratándome así? ¿Por qué no me dejas acercarme?... bueno, creo saber porqué lo haces, tal vez pienses que estoy loca, pero creo que tienes un secreto o algo así, por eso te has mostrado tan frío conmigo, pero puedes confiar en mí, ya lo sabes, creo que hasta ahora te lo he demostrado –me dijo, bueno por un lado me alegraba que ella se diera cuenta que no era mi intención lastimarla con mi actitud solo por que sí, le pregunté qué se imaginaba que fuera ese “secreto” y casi al instante me arrepentí, ella mencionó a sus amigos, los chicos de Greisfwalder Bodden y una oleada de pánico comenzó a recorrerme por dentro, me dijo que le habían contado sobre sus leyendas, claro yo sabía muy bien a lo que se refería, desde hace siglos ha habido licántropos en ese sitio y hay varias leyendas de vampiros, realmente no esperaba que ella diera con mi “secreto” tan rápido.
Me habló de todas las cosas “extrañas” que había notado en mí y que la habían llevado a sacar estas conclusiones, creía que ya estaba todo lo sorprendido que podía estar, pero me di cuenta que aún podía sorprenderme más cuando ella dijo que había notado “marcas” en su cuello después de esa noche en el bosque y que nada de eso le importaba
-¡¿Que no te importa?! –dije incrédulo
-No, no me importa lo que seas, quiero estar contigo siempre –me respondió firmemente -entonces ¿Estoy en lo cierto? ¿Eres un vampiro?-
-¿Por qué siempre me lo pones tan difícil? ¿Tienes una idea de lo mucho que me cuesta estar lejos de ti? Solo quiero protegerte, quiero que estés a salvo -susurré acercándome a ella lentamente, aunque ella no lo quisiera reconocer imaginaba que tendría miedo, cualquier persona en su lugar por muy enamorada que estuviera tendría que sentir miedo al estar tan cerca de algo como yo
-Y yo solo quiero que estés conmigo, todavía recuerdo lo que me dijiste esa noche, que tu también me querías - me dijo, ¿Cómo era posible que lo recordara? se lo pregunté y ella dijo que lo había recordado el día del accidente con el árbol tal vez por la adrenalina del momento, me preguntó algunas cosas, el por qué no se puede recordar la mordida de un vampiro, cuantos años tenía, también me dijo que comprendía que yo le hubiera ocultado todo esto y prometió que no se lo diría a nadie, humm... como si fuera necesario, yo confiaba en ella.
Traté de hacerle ver que aún no estaba muy seguro de poder controlar mi sed, pero ella dijo que confiaba en mí
-Sí, te amo es cierto... pero no estoy muy seguro de mi autocontrol– le dije
-Bueno podríamos intentarlo, sé que ahora no tienes hambre– me dijo muy segura, eso me causó gracia -¿Cómo sabes que no tengo hambre?- pregunté sin poder contener mi risa, ella realmente nunca dejaba de sorprenderme, era demasiado observadora
-Pues por el color de tus ojos, creo que cambian de color cuando tienes hambre, en realidad no estoy muy segura, es algo en lo que he estado pensando, pero creo que son negros cuando tienes hambre y estás un poco irritable y ahora son de color miel, así que creo que no tengo de qué preocuparme- dijo tímidamente -Entonces hazlo... bésame- dijo mientras se acercaba más hacia mi
Mi primera reacción fue apartarme pero pensé que si ya había decidido estar con ella tenía que poder controlarme, esta sería algo así como mi prueba de fuego...
Tomé su rostro con mis manos y sentí sus labios quemando los míos, poco a poco el beso fue haciéndose más profundo pero sin dejar de ser lento, todavía sentía un poco del habitual fuego en mi garganta mientras acariciaba su cuello pero me di cuenta que ya no era tan fuerte, tal vez poco a poco iba a ir acostumbrándome a su exquisito aroma, si las cosas seguían así ella ya no estaría en peligro constante al estar conmigo, la sola idea de esto me provocó una gran alegría, ahora ya podíamos estar juntos sin que nada importara, no había nada que nos lo impidiera, ella conocía mi verdadera identidad y aún así me amaba, no podía creer que todo saliera tan bien, Beth y yo podríamos estar juntos sin necesidad de matarla, en algún momento tendríamos que considerar la posibilidad de su transformación pero ella siempre tendría la opción de elegir el momento.
Por fin el beso terminó, de su miraba irradiaba ternura, la abracé y así permanecimos un buen rato sin decir nada, sólo que no era un silencio incómodo, no había necesidad de llenarlo con tonterías, bastaba estar cerca el uno del otro, era como si el tiempo se hubiera detenido... realmente maravilloso...
De verdad 1000 disculpas x la tardanza de subir cap... pero bueno pues espero que les este gustando y aqui les va otro...
Y 1000 gracias a las que siguen este fic en especial a Clauss. T.Q.M amigaaa!!!!
------Narra Bill-------
Había tomado una decisión, pero no deseaba contársela aún a toda la familia, quería hablar con Beth primero, así que salí de caza desde el domingo muy temprano y no regresé a mi casa hasta el lunes por la mañana solo para cambiarme de ropa para ir a la escuela.
Mientras estábamos en la cafetería aún estaba dándole un poco de vueltas, no sabía como me acercaría a Beth y le explicaría todo, pero realmente estaba decidido a hacerlo.
Por la forma en la que Mila me miraba me di cuenta que ya había tenido una visión de la decisión que había tomado, pero trató de mantener sus pensamientos en otra cosa por lo que no pude darme cuenta de si mi decisión resultaba correcta, ni modo, creo que era la primera vez que deseaba poder averiguar lo que ella veía y ella estaba tratando de ocultarlo, parecía divertirle mi expresión mientras buscaba en su mente, pero nada, ella siguió charlando con Tom y comenzaron a planear un encuentro “romántico” después de clases, no quise enterarme de todos los detalles morbosos así que me di por vencido y les concedí algo de privacidad.
Iba caminando por el pasillo para llegar a mi salón cuando me topé con esos ojos color chocolate que tanto adoraba, mi primera reacción fue evadirla, pero ella me llamó, seguí caminado, podía escuchar sus suaves pisadas tras de mí, volvió a llamarme, entonces decidí que esta era la oportunidad que estaba esperando para hablar con ella, no podía desperdiciarla así que me aseguré que nadie nos viera y me dirigí hacia la parte del bosque que estaba detrás del patio de la escuela, rogaba que ella entendiera que lo que quería era que me siguiera y por suerte así lo hizo, en todo el tiempo que nos adentrábamos más en el bosque ninguno de los 2 habló, la dirigí hasta un claro del bosque donde me gustaba estar de vez en cuando, una vez ahí me giré
-Tenemos que hablar- me dijo Beth, parecía algo nerviosa pero tan decidida a hacerlo como yo
-Está bien, hablemos- le dije, esperé en silencio, mi respuesta pareció sorprenderla, era lógico no se esperaba que yo dijera eso después de todas las evasivas que le había dado
-Lo que pasó... hace 2 semanas en el bosque... –comenzó a decirme, parecía que intentaba ordenar sus pensamientos y buscar las palabras correctas era en momentos como estos que deseaba poder leer lo pasaba por su mente como podía hacer con todos los demás y eso era frustrante -¿Fue real? quiero decir... ¿Tu y yo...?
-Sí, yo estaba contigo- realmente me sorprendía que recordara eso, no es que me hubiera gustado hablar mucho de aquella noche en la que estuve a punto de matarla pero ni hablar, esta vez sí iba a ser sincero con ella
-Sí fue real ¿Entonces por qué sigues tratándome así? ¿Por qué no me dejas acercarme?... bueno, creo saber porqué lo haces, tal vez pienses que estoy loca, pero creo que tienes un secreto o algo así, por eso te has mostrado tan frío conmigo, pero puedes confiar en mí, ya lo sabes, creo que hasta ahora te lo he demostrado –me dijo, bueno por un lado me alegraba que ella se diera cuenta que no era mi intención lastimarla con mi actitud solo por que sí, le pregunté qué se imaginaba que fuera ese “secreto” y casi al instante me arrepentí, ella mencionó a sus amigos, los chicos de Greisfwalder Bodden y una oleada de pánico comenzó a recorrerme por dentro, me dijo que le habían contado sobre sus leyendas, claro yo sabía muy bien a lo que se refería, desde hace siglos ha habido licántropos en ese sitio y hay varias leyendas de vampiros, realmente no esperaba que ella diera con mi “secreto” tan rápido.
Me habló de todas las cosas “extrañas” que había notado en mí y que la habían llevado a sacar estas conclusiones, creía que ya estaba todo lo sorprendido que podía estar, pero me di cuenta que aún podía sorprenderme más cuando ella dijo que había notado “marcas” en su cuello después de esa noche en el bosque y que nada de eso le importaba
-¡¿Que no te importa?! –dije incrédulo
-No, no me importa lo que seas, quiero estar contigo siempre –me respondió firmemente -entonces ¿Estoy en lo cierto? ¿Eres un vampiro?-
-¿Por qué siempre me lo pones tan difícil? ¿Tienes una idea de lo mucho que me cuesta estar lejos de ti? Solo quiero protegerte, quiero que estés a salvo -susurré acercándome a ella lentamente, aunque ella no lo quisiera reconocer imaginaba que tendría miedo, cualquier persona en su lugar por muy enamorada que estuviera tendría que sentir miedo al estar tan cerca de algo como yo
-Y yo solo quiero que estés conmigo, todavía recuerdo lo que me dijiste esa noche, que tu también me querías - me dijo, ¿Cómo era posible que lo recordara? se lo pregunté y ella dijo que lo había recordado el día del accidente con el árbol tal vez por la adrenalina del momento, me preguntó algunas cosas, el por qué no se puede recordar la mordida de un vampiro, cuantos años tenía, también me dijo que comprendía que yo le hubiera ocultado todo esto y prometió que no se lo diría a nadie, humm... como si fuera necesario, yo confiaba en ella.
Traté de hacerle ver que aún no estaba muy seguro de poder controlar mi sed, pero ella dijo que confiaba en mí
-Sí, te amo es cierto... pero no estoy muy seguro de mi autocontrol– le dije
-Bueno podríamos intentarlo, sé que ahora no tienes hambre– me dijo muy segura, eso me causó gracia -¿Cómo sabes que no tengo hambre?- pregunté sin poder contener mi risa, ella realmente nunca dejaba de sorprenderme, era demasiado observadora
-Pues por el color de tus ojos, creo que cambian de color cuando tienes hambre, en realidad no estoy muy segura, es algo en lo que he estado pensando, pero creo que son negros cuando tienes hambre y estás un poco irritable y ahora son de color miel, así que creo que no tengo de qué preocuparme- dijo tímidamente -Entonces hazlo... bésame- dijo mientras se acercaba más hacia mi
Mi primera reacción fue apartarme pero pensé que si ya había decidido estar con ella tenía que poder controlarme, esta sería algo así como mi prueba de fuego...
Tomé su rostro con mis manos y sentí sus labios quemando los míos, poco a poco el beso fue haciéndose más profundo pero sin dejar de ser lento, todavía sentía un poco del habitual fuego en mi garganta mientras acariciaba su cuello pero me di cuenta que ya no era tan fuerte, tal vez poco a poco iba a ir acostumbrándome a su exquisito aroma, si las cosas seguían así ella ya no estaría en peligro constante al estar conmigo, la sola idea de esto me provocó una gran alegría, ahora ya podíamos estar juntos sin que nada importara, no había nada que nos lo impidiera, ella conocía mi verdadera identidad y aún así me amaba, no podía creer que todo saliera tan bien, Beth y yo podríamos estar juntos sin necesidad de matarla, en algún momento tendríamos que considerar la posibilidad de su transformación pero ella siempre tendría la opción de elegir el momento.
Por fin el beso terminó, de su miraba irradiaba ternura, la abracé y así permanecimos un buen rato sin decir nada, sólo que no era un silencio incómodo, no había necesidad de llenarlo con tonterías, bastaba estar cerca el uno del otro, era como si el tiempo se hubiera detenido... realmente maravilloso...
------------------
Bueno nose... como que a mi este capi me dio algo de flojera... no estaba muy inspirada jiji!!
pero diganme que les parecio...
Se irá poniendo mejor, ya verán!!! =)
Kusses!!!
23 jun 2011
Capítulo 14:
-------Narra Beth-------
Pasé todo el fin de semana dándole vueltas a todo eso de las leyendas de vampiros, de ser verdad tenía que hablar con Bill, tenía que decirle que no me importaba que no fuera humano o lo que sea, yo no iba a revelar su secreto y podía confiar en mí. Pensaba esperar hasta el martes para hablar con él al final de la clase de química pero el lunes después del receso nos topamos en el pasillo, al verme desvió la mirada como siempre y aceleró el paso pero yo lo seguí
—Bill— le llamé, hizo como si no me hubiera escuchado, así que yo también apreté el paso para alcanzarlo. Iba en dirección contraria a mi salón pero no podía desperdiciar la oportunidad de hablar con él
—¡Bill!— insistí, esta vez más alto. Se volteó para verme y luego miró a su alrededor, como si le preocupara que alguien nos oyera y se dirigió al patio y luego se fue adentrando en la parte boscosa que estaba cerca, no tuve más remedio que seguirlo, al parecer eso era lo que él quería, de otra manera se hubiera metido a su clase. Seguimos caminando, él iba bastante rápido y sin hablar, yo casi tuve que correr, de pronto se detuvo en un claro del bosque
—Tenemos que hablar— le dije bastante nerviosa, no sabía ni como empezar
—Está bien, hablemos— dijo él para mi sorpresa y después se quedo callado, finalmente comprendí que tendría que dar el primer paso yo.
(Dar play)
—Lo que... pasó... hace 2 semanas en el bosque...— dije mientras buscaba su mirada —¿Fue real? quiero decir... ¿Tu y yo...?
—Sí, yo estaba contigo— dijo mirándome fijamente
—Sí fue real ¿Entonces por qué sigues tratándome así? ¿Por qué no me dejas acercarme?...— dije sonando un poco más desesperada de lo que me hubiera gustado —Bueno, creo saber...porqué lo haces
—¿En serio? ¿Cuál es tu teoría?
—Bueno, tal vez pienses que estoy loca... pero creo que tienes un... secreto o algo así, por eso te has mostrado tan frío conmigo... pero puedes confiar en mí, ya lo sabes, creo que hasta ahora te lo he demostrado— me di cuenta que hablábamos en susurros.
—Creo que eres mucho más observadora de lo que pensaba...— suspiró —ok, quiero oír tu teoría
—awmm... no sé cómo empezar —admití bajando la mirada, creo que ya estaba perdiendo valor
—¿Por qué no empiezas por decirme como llegaste a esa conclusión?
—Bueno... una semana después de mi cumpleaños fui con mis amigos a la playa— me arriesgué a alzar los ojos y contemplar su rostro. Parecía confundido —Georg y Gustav me hablaron sobre...
—Los chicos de Greifswalder Bodden— me interrumpió, una expresión de miedo sustituyó al desconcierto anterior
—Sí, bueno me estuvieron contando viejas leyendas para asustarme... había una de... vampiros...
—Sigue ¿Qué pasó entonces?— preguntó
—Pues, recordé todas tus advertencias... y otras cosas que yo había notado, también busqué en Internet, no sé... había cosas que encajaban, o eso creo...
—¿Qué cosas has visto?— me pregunto todavía como asustado, le repetí todo lo que había notado, su piel extremadamente blanca, su ausencia los días soleados, sus manos heladas, su extremada fuerza cuando me salvó del incendio y el árbol y lo principal... las marcas que había notado en mi cuello, se puso tenso al mencionarle eso —Y decidí que no me importa— susurré.
—¡¿Que no te importa?!— dijo incrédulo
—No, no me importa lo que seas, quiero estar contigo siempre...
—¿De verdad no te importa que no sea humano?— su voz tenía una nota de burla
—No... entonces ¿Estoy en lo cierto? ¿Eres un vampiro?— pregunté con un poco de miedo, era la primera vez que lo sentía desde que empezamos a hablar, pero no tenía miedo de él sino de su reacción, de que esto lo alejara más de mí
—¿Por qué siempre me lo pones tan difícil? ¿Tienes una idea de lo mucho que me cuesta estar lejos de ti? Sabes que solo quiero protegerte, ¿verdad?— susurró acercándose a mí —Quiero que estés a salvo— sus palabras hicieron que el miedo desapareciera
—Y yo solo quiero que estés conmigo— dije reuniendo valor —Todavía recuerdo lo que me dijiste esa noche, que tu también me querías...
—¿Cómo es que— dijo frunciendo el ceño —recuerdas eso?
—¿Se supone no debería hacerlo?— dije extrañada
—Técnicamente, no ¿No entiendo como paso?
—En realidad no lo recordaba, o al menos no mucho, era como cuando no puedes recordar un sueño, tú sabes...
—No, no lo sé, yo no duermo y tampoco sueño...
—¿No duermes? ¿Nunca?
—No nunca... pero dime como lo recordaste
—ah, pues el día que me salvaste de... morir aplastada por el árbol, creo que fue por la adrenalina tal vez... no sé... bueno yo también tengo algunas preguntas— me tomó de la mano y nos sentamos en el tronco de un árbol
—¿Sobre qué?
—¿Cuántos años tienes?
—Diecisiete
—¿Pero desde cuándo?
Suspiró —Desde hace 90 años
—ah— fue lo único que pude decir, el sentido común me decía que debería estar aterrada, pero no me sentía de esa forma, así que pasé a la siguiente pregunta, tenía que aprovechar que estaba siendo sincero conmigo —¿Qué es lo que hace que no recuerdes la... mordida de un vampiro?— dudó unos instantes en responder pero finalmente lo hizo
—Bueno... es nuestra saliva... es como una especie de veneno, pero no es mortal, solo provoca algún tipo de alucinaciones cuando entra en tu torrente sanguíneo y es como si borrara la memoria —me dijo con gesto preocupado, tal vez pensó que me daría un ataque de pánico o algo así cuando comprendiera todo esto —¿Todavía quieres estar conmigo? ¿A pesar de saber lo que soy?— preguntó con cautela
—Bill ya te dije que no me importa y también entiendo que no pudieras decirme nada de esto... pero ahora sabes que puedes confiar en mí, nadie sabrá nada de lo que me has dicho
—En verdad... comprendes por qué tenía que mantenerlo en secreto... no puedo arriesgar a toda mi familia...
—Sí y también entiendo que querías protegerme, pero ya me mordiste una vez y no pasó nada... quiero decir no estoy muerta ni soy un vampiro ¿Verdad?— él trató de contener una sonrisa pero no pudo
—Bueno, una mordida no te convierte en vampiro y tampoco puede matarte... a menos que tomara toda tu sangre— dijo poniéndose serio nuevamente —Beth no estoy seguro de que hubiera pasado esa noche si Tom y Mila no hubieran llegado y no me hubieran obligado a detenerme... no quiero ni pensarlo...
—No creo que eso hubiera sido necesario, sé que no me matarías, te hubieras detenido antes— dije sorprendiéndome yo misma de la seguridad de mis palabras, él me miró igual de sorprendido —Lo sé por lo que me dijiste, dijiste que me querías y luego me salvaste del accidente, eso es suficiente para que yo confié en ti
—Sí, te amo es cierto... pero no estoy muy seguro de mi autocontrol
—Bueno podríamos intentarlo, sé que ahora no tienes hambre— dije tratando de no pensar en quién había “donado” su sangre para alimentarlo
—¿Cómo sabes que no tengo hambre?— preguntón una sonrisa
—Pues por el color de tus ojos, creo que cambian de color cuando tienes hambre... en realidad no estoy muy segura, es algo en lo que he estado pensando, pero creo que son negros cuando tienes hambre y estás un poco irritable... y ahora son de color miel, así que... creo que no tengo de qué preocuparme...— dije sonriendo tímidamente
—Ya lo dije, realmente eres muy observadora, creo que nadie antes se había percatado de ese detalle— dijo divertido
—Entonces hazlo... bésame— dije acercándome más hacia él, su rostro perfecto estaba a escasos centímetros del mío, al principio dudó pero después tomó mi rostro con sus manos frías y lentamente rozó sus labios con los míos y nos fundimos en un beso...
Pasé todo el fin de semana dándole vueltas a todo eso de las leyendas de vampiros, de ser verdad tenía que hablar con Bill, tenía que decirle que no me importaba que no fuera humano o lo que sea, yo no iba a revelar su secreto y podía confiar en mí. Pensaba esperar hasta el martes para hablar con él al final de la clase de química pero el lunes después del receso nos topamos en el pasillo, al verme desvió la mirada como siempre y aceleró el paso pero yo lo seguí
—Bill— le llamé, hizo como si no me hubiera escuchado, así que yo también apreté el paso para alcanzarlo. Iba en dirección contraria a mi salón pero no podía desperdiciar la oportunidad de hablar con él
—¡Bill!— insistí, esta vez más alto. Se volteó para verme y luego miró a su alrededor, como si le preocupara que alguien nos oyera y se dirigió al patio y luego se fue adentrando en la parte boscosa que estaba cerca, no tuve más remedio que seguirlo, al parecer eso era lo que él quería, de otra manera se hubiera metido a su clase. Seguimos caminando, él iba bastante rápido y sin hablar, yo casi tuve que correr, de pronto se detuvo en un claro del bosque
—Tenemos que hablar— le dije bastante nerviosa, no sabía ni como empezar
—Está bien, hablemos— dijo él para mi sorpresa y después se quedo callado, finalmente comprendí que tendría que dar el primer paso yo.
—Lo que... pasó... hace 2 semanas en el bosque...— dije mientras buscaba su mirada —¿Fue real? quiero decir... ¿Tu y yo...?
—Sí, yo estaba contigo— dijo mirándome fijamente
—Sí fue real ¿Entonces por qué sigues tratándome así? ¿Por qué no me dejas acercarme?...— dije sonando un poco más desesperada de lo que me hubiera gustado —Bueno, creo saber...porqué lo haces
—¿En serio? ¿Cuál es tu teoría?
—Bueno, tal vez pienses que estoy loca... pero creo que tienes un... secreto o algo así, por eso te has mostrado tan frío conmigo... pero puedes confiar en mí, ya lo sabes, creo que hasta ahora te lo he demostrado— me di cuenta que hablábamos en susurros.
—Creo que eres mucho más observadora de lo que pensaba...— suspiró —ok, quiero oír tu teoría
—awmm... no sé cómo empezar —admití bajando la mirada, creo que ya estaba perdiendo valor
—¿Por qué no empiezas por decirme como llegaste a esa conclusión?
—Bueno... una semana después de mi cumpleaños fui con mis amigos a la playa— me arriesgué a alzar los ojos y contemplar su rostro. Parecía confundido —Georg y Gustav me hablaron sobre...
—Los chicos de Greifswalder Bodden— me interrumpió, una expresión de miedo sustituyó al desconcierto anterior
—Sí, bueno me estuvieron contando viejas leyendas para asustarme... había una de... vampiros...
—Sigue ¿Qué pasó entonces?— preguntó
—Pues, recordé todas tus advertencias... y otras cosas que yo había notado, también busqué en Internet, no sé... había cosas que encajaban, o eso creo...
—¿Qué cosas has visto?— me pregunto todavía como asustado, le repetí todo lo que había notado, su piel extremadamente blanca, su ausencia los días soleados, sus manos heladas, su extremada fuerza cuando me salvó del incendio y el árbol y lo principal... las marcas que había notado en mi cuello, se puso tenso al mencionarle eso —Y decidí que no me importa— susurré.
—¡¿Que no te importa?!— dijo incrédulo
—No, no me importa lo que seas, quiero estar contigo siempre...
—¿De verdad no te importa que no sea humano?— su voz tenía una nota de burla
—No... entonces ¿Estoy en lo cierto? ¿Eres un vampiro?— pregunté con un poco de miedo, era la primera vez que lo sentía desde que empezamos a hablar, pero no tenía miedo de él sino de su reacción, de que esto lo alejara más de mí
—¿Por qué siempre me lo pones tan difícil? ¿Tienes una idea de lo mucho que me cuesta estar lejos de ti? Sabes que solo quiero protegerte, ¿verdad?— susurró acercándose a mí —Quiero que estés a salvo— sus palabras hicieron que el miedo desapareciera
—Y yo solo quiero que estés conmigo— dije reuniendo valor —Todavía recuerdo lo que me dijiste esa noche, que tu también me querías...
—¿Cómo es que— dijo frunciendo el ceño —recuerdas eso?
—¿Se supone no debería hacerlo?— dije extrañada
—Técnicamente, no ¿No entiendo como paso?
—En realidad no lo recordaba, o al menos no mucho, era como cuando no puedes recordar un sueño, tú sabes...
—No, no lo sé, yo no duermo y tampoco sueño...
—¿No duermes? ¿Nunca?
—No nunca... pero dime como lo recordaste
—ah, pues el día que me salvaste de... morir aplastada por el árbol, creo que fue por la adrenalina tal vez... no sé... bueno yo también tengo algunas preguntas— me tomó de la mano y nos sentamos en el tronco de un árbol
—¿Sobre qué?
—¿Cuántos años tienes?
—Diecisiete
—¿Pero desde cuándo?
Suspiró —Desde hace 90 años
—ah— fue lo único que pude decir, el sentido común me decía que debería estar aterrada, pero no me sentía de esa forma, así que pasé a la siguiente pregunta, tenía que aprovechar que estaba siendo sincero conmigo —¿Qué es lo que hace que no recuerdes la... mordida de un vampiro?— dudó unos instantes en responder pero finalmente lo hizo
—Bueno... es nuestra saliva... es como una especie de veneno, pero no es mortal, solo provoca algún tipo de alucinaciones cuando entra en tu torrente sanguíneo y es como si borrara la memoria —me dijo con gesto preocupado, tal vez pensó que me daría un ataque de pánico o algo así cuando comprendiera todo esto —¿Todavía quieres estar conmigo? ¿A pesar de saber lo que soy?— preguntó con cautela
—Bill ya te dije que no me importa y también entiendo que no pudieras decirme nada de esto... pero ahora sabes que puedes confiar en mí, nadie sabrá nada de lo que me has dicho
—En verdad... comprendes por qué tenía que mantenerlo en secreto... no puedo arriesgar a toda mi familia...
—Sí y también entiendo que querías protegerme, pero ya me mordiste una vez y no pasó nada... quiero decir no estoy muerta ni soy un vampiro ¿Verdad?— él trató de contener una sonrisa pero no pudo
—Bueno, una mordida no te convierte en vampiro y tampoco puede matarte... a menos que tomara toda tu sangre— dijo poniéndose serio nuevamente —Beth no estoy seguro de que hubiera pasado esa noche si Tom y Mila no hubieran llegado y no me hubieran obligado a detenerme... no quiero ni pensarlo...
—No creo que eso hubiera sido necesario, sé que no me matarías, te hubieras detenido antes— dije sorprendiéndome yo misma de la seguridad de mis palabras, él me miró igual de sorprendido —Lo sé por lo que me dijiste, dijiste que me querías y luego me salvaste del accidente, eso es suficiente para que yo confié en ti
—Sí, te amo es cierto... pero no estoy muy seguro de mi autocontrol
—Bueno podríamos intentarlo, sé que ahora no tienes hambre— dije tratando de no pensar en quién había “donado” su sangre para alimentarlo
—¿Cómo sabes que no tengo hambre?— preguntón una sonrisa
—Pues por el color de tus ojos, creo que cambian de color cuando tienes hambre... en realidad no estoy muy segura, es algo en lo que he estado pensando, pero creo que son negros cuando tienes hambre y estás un poco irritable... y ahora son de color miel, así que... creo que no tengo de qué preocuparme...— dije sonriendo tímidamente
—Ya lo dije, realmente eres muy observadora, creo que nadie antes se había percatado de ese detalle— dijo divertido
—Entonces hazlo... bésame— dije acercándome más hacia él, su rostro perfecto estaba a escasos centímetros del mío, al principio dudó pero después tomó mi rostro con sus manos frías y lentamente rozó sus labios con los míos y nos fundimos en un beso...
************
Les gusta el fic???
Se aceptan criticas (solo no sean mala onda... eh? *__*)
Kusses y vielen Dank por leer!!!!
22 jun 2011
Capítulo 13:
------Narra Bill------
Después de salir del pasillo del hospital y dejar ahí a Beth bastante molesta me dirigí a la escuela, como de costumbre la mayoría de los humanos me ignoraron por completo a excepción de uno que otro que pensaba preguntarme algo sobre el accidente y sobre Beth pero al final decidieron no hacerlo, los únicos que de verdad tenían todos sus pensamientos puestos en mí eran mis hermanos, todos estaban algo molestos por la imprudencia que había cometido, solo Tom parecía entender un poco el porque lo había hecho, pude ver en sus pensamientos que él trataba de ponerse en mi lugar y la idea de perder a Mila (aunque francamente comparar la fragilidad de Mila con la de Beth sonaba ridículo), lo hacía realmente ponerse mal.
-Bill, espero que tengas una buena explicación para esto- dijo Tom en un susurro mientras estábamos en la clase de lengua inglesa –los demás están bastante molestos, en especial Andreas –continuo en su mente -piensa que debes hacer algo con ella, ya has cometido muchos errores y sí no te decides él lo hará– sus palabras hicieron que un ataque de rabia me envolviera en una neblina roja que nubló mi vista, sentía que estaba ahogándome.
–¡Mierda, cálmate Bill!!!– dijo Tom en su mente, vi que intentaba no usar su poder de coacción, a él no le gustaba usarlo, nunca le daba tanta importancia a las cosas como para recurrir al poder que tenía para “convencer” a alguien de hacer lo que él quería, pero al ver que estaba a punto de levantarme de mi asiento e ir a enfrentar a Andreas estaba considerando usarlo, puso una mano sobre mi hombro con toda su fuerza, él era mucho más fuerte que cualquier vampiro al que me hubiera enfrentado. Si estuviera empujando la silla todo lo fuerte que era capáz, ésta se hubiera roto debajo de mí.
–¡Estáte tranquilo!– me ordenó mirándome a los ojos usando la coacción, lo sabía por que se sentía como si te estuviera hipnotizando y no pudieras hacer nada para negarte a hacer lo que él quería, inmediatamente sentí que poco a poco me calmaba, aunque era algo difícil, aún me sentía un poco molesto
–Tom– suspiré –Ayúdame a “convencer” a Andreas, tú sabes cómo
–Está bien, pero de todos modos tenemos que hablar todos– dijo mientras disminuía la fuerza de su mano –Y tu tienes que relajarte un poco, no querrás hacer un espectáculo aquí ¿Cierto?– Busqué en los pensamientos de las personas a nuestro alrededor pero solo los que estaban atrás de nosotros habían notado nuestra discusión silenciosa y ya sabían que los Kaulitz eran extraños, así que no había de que preocuparse.
Al final de las clases nos dirigimos al estacionamiento mis hermanos y yo, todo el trayecto a la casa permanecimos en silencio, pero en sus pensamientos podía oír toda clase de insultos, Mila estaba planeando convencerme de que la única opción que tenía era la de convertir a Beth, traté de ignorarlos. Cuando llegamos mi papá estaba ya en la casa y al igual que mamá nos esperaban en la sala, una vez que estuvimos ahí todos comencé pidiendo disculpas
–Lo lamento, no era mi intención actuar de una manera tan... impulsiva, sé que he estado cometiendo muchos errores pero hasta el momento no ha pasado a mayores, además asumiré toda la responsabilidad– dije mirando a Andreas
-Y ¿Cómo vas a arreglarlo?- dijo Andreas
-No de la forma que tú quisieras- dije, de nuevo sentía crecer la rabia dentro de mí solo de imaginar que Beth podría estar en peligro
–Por el momento lo mejor que podemos hacer es quedarnos– dijo papá tratando de calmar los ánimos –debemos asegurarnos que nadie sospeche nada de nosotros y el irnos solo levantaría sospechas en Bethzaira, tal vez eso la haga hablar– estaba a punto de protestar, si de algo estaba seguro era de que ella no hablaría –Tú no puedes saber lo que ella piensa– me recordó papá antes de que dijera algo, él me conocía bastante bien y algunas veces no necesitaba el poder de “leerme” la mente para saber lo que se me pasaba por la cabeza
–Estoy de acuerdo con papá– dijo Mila –Pero no debemos olvidar que no solo nos tenemos que preocupar de que los humanos se den cuenta de lo que somos, sino también de los Brujos– no supe que decir, esta vez Mila tenía razón todos estaban de acuerdo con ella y yo también, había una guerra desde hace miles de años entre Brujos y Vampiros.
Hasta el momento habíamos logrado pasar desapercibidos para ellos por nuestra forma de alimentarnos, pero no podíamos darnos el lujo de que ellos nos encontraran, los vampiros éramos lo suficientemente fuertes como para matar a un brujo ya que ellos por lo regular no están preparados para luchar con fuerza física, sino que más bien utilizan su magia, pero debido a eso ellos tienen por aliados a los licántropos y esos sí que son oponentes dignos de considerar, esto sí era algo que no podíamos pasar por alto sobre todo teniendo en cuenta que en la costa de Greifswalder Bodden hay licántropos y no me extrañaría que también hubiera brujos por ahí.
A mí realmente esa lucha me parecía absurda, los brujos sostenían que los vampiros éramos algo así como una plaga, una amenaza que había que exterminar, para ellos éramos criaturas crueles y desalmadas que asesinábamos no solo para alimentarnos sino por placer, tengo que reconocer que hay muchos vampiros que sí lo son, pero no todos y ellos se sienten algo así como seres que pueden hacer un bien a la humanidad por medio de la magia blanca, lo cierto es que también entre ellos hay muchos que practican la magia negra y no tienen ni un pelo de buenos, para muchos esta guerra más bien era por el poder y el dominio de algunas ciudades.
Volví a tratar de convencerlos que no volvería a pasar, no volvería a ser tan imprudente y me mantendría alejado de Beth hasta que tomara una decisión, mis padres dijeron que lo pensara bien durante el resto de la semana pero al termino de ese tiempo me tendría que decidir entre convertir a Beth o... matarla... esta vez no habría más oportunidades para mí...
La siguiente semana la pasé prácticamente sin hablar con nadie ni en la escuela ni en la casa, realmente estaba teniendo un debate interno tratando de decidir la mejor opción para todos... sí, todos incluida Beth y mi familia y la verdad es que estaba siendo un poco o... más bien, muy egoísta ya que también esperaba que me beneficiara a mí también y al parecer ya había encontrado una...
Después de salir del pasillo del hospital y dejar ahí a Beth bastante molesta me dirigí a la escuela, como de costumbre la mayoría de los humanos me ignoraron por completo a excepción de uno que otro que pensaba preguntarme algo sobre el accidente y sobre Beth pero al final decidieron no hacerlo, los únicos que de verdad tenían todos sus pensamientos puestos en mí eran mis hermanos, todos estaban algo molestos por la imprudencia que había cometido, solo Tom parecía entender un poco el porque lo había hecho, pude ver en sus pensamientos que él trataba de ponerse en mi lugar y la idea de perder a Mila (aunque francamente comparar la fragilidad de Mila con la de Beth sonaba ridículo), lo hacía realmente ponerse mal.
-Bill, espero que tengas una buena explicación para esto- dijo Tom en un susurro mientras estábamos en la clase de lengua inglesa –los demás están bastante molestos, en especial Andreas –continuo en su mente -piensa que debes hacer algo con ella, ya has cometido muchos errores y sí no te decides él lo hará– sus palabras hicieron que un ataque de rabia me envolviera en una neblina roja que nubló mi vista, sentía que estaba ahogándome.
–¡Mierda, cálmate Bill!!!– dijo Tom en su mente, vi que intentaba no usar su poder de coacción, a él no le gustaba usarlo, nunca le daba tanta importancia a las cosas como para recurrir al poder que tenía para “convencer” a alguien de hacer lo que él quería, pero al ver que estaba a punto de levantarme de mi asiento e ir a enfrentar a Andreas estaba considerando usarlo, puso una mano sobre mi hombro con toda su fuerza, él era mucho más fuerte que cualquier vampiro al que me hubiera enfrentado. Si estuviera empujando la silla todo lo fuerte que era capáz, ésta se hubiera roto debajo de mí.
–¡Estáte tranquilo!– me ordenó mirándome a los ojos usando la coacción, lo sabía por que se sentía como si te estuviera hipnotizando y no pudieras hacer nada para negarte a hacer lo que él quería, inmediatamente sentí que poco a poco me calmaba, aunque era algo difícil, aún me sentía un poco molesto
–Tom– suspiré –Ayúdame a “convencer” a Andreas, tú sabes cómo
–Está bien, pero de todos modos tenemos que hablar todos– dijo mientras disminuía la fuerza de su mano –Y tu tienes que relajarte un poco, no querrás hacer un espectáculo aquí ¿Cierto?– Busqué en los pensamientos de las personas a nuestro alrededor pero solo los que estaban atrás de nosotros habían notado nuestra discusión silenciosa y ya sabían que los Kaulitz eran extraños, así que no había de que preocuparse.
Al final de las clases nos dirigimos al estacionamiento mis hermanos y yo, todo el trayecto a la casa permanecimos en silencio, pero en sus pensamientos podía oír toda clase de insultos, Mila estaba planeando convencerme de que la única opción que tenía era la de convertir a Beth, traté de ignorarlos. Cuando llegamos mi papá estaba ya en la casa y al igual que mamá nos esperaban en la sala, una vez que estuvimos ahí todos comencé pidiendo disculpas
–Lo lamento, no era mi intención actuar de una manera tan... impulsiva, sé que he estado cometiendo muchos errores pero hasta el momento no ha pasado a mayores, además asumiré toda la responsabilidad– dije mirando a Andreas
-Y ¿Cómo vas a arreglarlo?- dijo Andreas
-No de la forma que tú quisieras- dije, de nuevo sentía crecer la rabia dentro de mí solo de imaginar que Beth podría estar en peligro
–Por el momento lo mejor que podemos hacer es quedarnos– dijo papá tratando de calmar los ánimos –debemos asegurarnos que nadie sospeche nada de nosotros y el irnos solo levantaría sospechas en Bethzaira, tal vez eso la haga hablar– estaba a punto de protestar, si de algo estaba seguro era de que ella no hablaría –Tú no puedes saber lo que ella piensa– me recordó papá antes de que dijera algo, él me conocía bastante bien y algunas veces no necesitaba el poder de “leerme” la mente para saber lo que se me pasaba por la cabeza
–Estoy de acuerdo con papá– dijo Mila –Pero no debemos olvidar que no solo nos tenemos que preocupar de que los humanos se den cuenta de lo que somos, sino también de los Brujos– no supe que decir, esta vez Mila tenía razón todos estaban de acuerdo con ella y yo también, había una guerra desde hace miles de años entre Brujos y Vampiros.
Hasta el momento habíamos logrado pasar desapercibidos para ellos por nuestra forma de alimentarnos, pero no podíamos darnos el lujo de que ellos nos encontraran, los vampiros éramos lo suficientemente fuertes como para matar a un brujo ya que ellos por lo regular no están preparados para luchar con fuerza física, sino que más bien utilizan su magia, pero debido a eso ellos tienen por aliados a los licántropos y esos sí que son oponentes dignos de considerar, esto sí era algo que no podíamos pasar por alto sobre todo teniendo en cuenta que en la costa de Greifswalder Bodden hay licántropos y no me extrañaría que también hubiera brujos por ahí.
A mí realmente esa lucha me parecía absurda, los brujos sostenían que los vampiros éramos algo así como una plaga, una amenaza que había que exterminar, para ellos éramos criaturas crueles y desalmadas que asesinábamos no solo para alimentarnos sino por placer, tengo que reconocer que hay muchos vampiros que sí lo son, pero no todos y ellos se sienten algo así como seres que pueden hacer un bien a la humanidad por medio de la magia blanca, lo cierto es que también entre ellos hay muchos que practican la magia negra y no tienen ni un pelo de buenos, para muchos esta guerra más bien era por el poder y el dominio de algunas ciudades.
Volví a tratar de convencerlos que no volvería a pasar, no volvería a ser tan imprudente y me mantendría alejado de Beth hasta que tomara una decisión, mis padres dijeron que lo pensara bien durante el resto de la semana pero al termino de ese tiempo me tendría que decidir entre convertir a Beth o... matarla... esta vez no habría más oportunidades para mí...
La siguiente semana la pasé prácticamente sin hablar con nadie ni en la escuela ni en la casa, realmente estaba teniendo un debate interno tratando de decidir la mejor opción para todos... sí, todos incluida Beth y mi familia y la verdad es que estaba siendo un poco o... más bien, muy egoísta ya que también esperaba que me beneficiara a mí también y al parecer ya había encontrado una...
11 jun 2011
Capítulo 12:
--------Narra Beth-------
Se necesitaron 4 paramédicos y 3 profesores para mover el árbol y los autos para que pudieran llegar las camillas hasta nosotros, Bill la rechazó y se subió adelante de la ambulancia.
En la sala de urgencias mientras una enfermera me tomaba la presión, la profesora de historia estaba conmigo, ella nos había acompañado en la ambulancia y estaba tratando de mantener una conversación conmigo, imaginaba que era para evitar que entrara en pánico o algo así, cuando se convenció de que estaba bastante tranquila me preguntó sobre el accidente, me dio la impresión que no se sentía muy cómoda de hacerlo pero tenía curiosidad
-¿Cómo te quitaste tan rápido? estaba en la dirección mirando por la ventana y... casi desapareciste...
-amm... pues... Bill me empujó para hacerme a un lado de la camioneta... él estaba conmigo- mentí
-¿A... sí? Todo fue tan rápido... tal vez por eso no lo vi-
-Sí, tal vez...- Entonces no estaba equivocada, no era mi imaginación, Bill casi había aparecido de la nada. Escuché que la puerta se abría, abrí los ojos y vi que un doctor entraba, era alto, de cabello castaño oscuro y tan guapo como un actor de cine, aunque estaba algo pálido y ojeroso, lo observé detenidamente, sus ojos me recordaron a alguien, entonces recordé que Kelly había mencionado que el padre de Bill era doctor, debía de ser él, sí, tenían los mismos ojos color miel.
-Señorita Wilhem ¿Cómo se siente?- me preguntó mientras revisaba el expediente que la enfermera le había dado
-Me siento bien- respondí
-Bueno, Bill me dijo que se había dado un fuerte golpe en la cabeza...
-Pero no me duele nada- insistí, lo único que quería era hablar con Bill- ¿Podría irme?
-Está bien, pero debe guardar reposo por el día de hoy, su padre y algunos chicos la están esperando afuera- me dijo y me ayudó a bajar de la camilla. Giré hacia la puerta y vi que Bill estaba recargado,
(Dar play)
-¿Puedo hablar contigo?- le dije, él se puso tenso y casi me lanzó una de sus acostumbradas miradas fulminantes. Nos dirigimos a un pasillo.
-¿Qué es lo que quieres?- dijo
-Me debes una explicación- dije cautelosamente- me lo prometiste
-¿Qué quieres que te explique?- después de insistir varias veces fue lo único que conseguí. Le dije lo que yo había visto pero me di cuenta que todo sonaba imposible y no pude continuar y él pareció burlarse de mis palabras
-¿En serio eso crees que pasó? Beth nadie te va a creer...
-No, no se lo voy a decir a nadie- mi respuesta pareció sorprenderle pero inmediatamente me dijo:
-Entonces solo agradécemelo y ya.
-Pues... gracias- estaba bastante molesta, no tenía por qué hablarme así. Hubo un silencio entre nosotros, nos mirábamos fijamente con una expresión de enfado.
Después de unos minutos se fue, yo seguía bastante enojada por no haber conseguido la verdad, pero intenté relajarme, tenía que ir con papá, tal como lo imaginé estaba de pie en la sala de espera, tuve que asegurarle varias veces que me encontraba bien, salvo un ligero dolor de cabeza, me tomó del brazo y salimos del hospital, junto a la entrada estaban Georg, Kelly y Gustav que en cuanto me vieron se acercaron a mí y comenzaron a bombardearme con preguntas acerca de si me sentía bien, tardé varios minutos en convencerlos de que no tenía nada y papá y yo nos dirigimos al auto, en cuanto llegamos a casa telefoneé a mamá, Arthur le había contado lo sucedido y estaba histérica, después de casi una hora de asegurarle que estaba perfectamente bien, me rogó que regresara con ella pero no me resultó tan difícil resistirme a sus ruegos con solo pensar en Bill, sobre todo después de lo que había pasado, era una estúpida, cualquier persona normal hubiera salido huyendo en una situación así, pero claro, por lo visto yo no era normal. En cuanto colgué me dirigí a mi habitación, Arthur se aseguró de que me metiera en la cama el resto de la tarde.
De nuevo soñé con Bill Kaulitz, en mi sueño estaba rodeada casi de oscuridad, Bill estaba delante de mí pero dándome la espalda, yo intentaba alcanzarlo pero no podía por más que lo llamara él se alejaba cada vez más.
La siguiente semana al accidente fue muy embarazosa, desgraciadamente me había convertido en el centro de atención de la escuela, por las mañanas papá se encargaba de llevarme, y al salir del auto varios chicos se acercaban a mí para preguntar sobre el accidente y al terminar las clases abordaba el autobús, mientras esperaba que “mi mecánico personal” pudiera reparar un poco mi auto, afortunadamente era un modelo antiguo y lo suficientemente sólido como para haber resistido y no tener que comprar otro, aunque había que reemplazar varias piezas según me había dicho Georg.
A la hora del almuerzo todos querían oír la historia de mis propios labios y siempre relate que Bill estaba junto a mí y me había salvado apartándome del árbol, pero todos decían siempre lo mismo, que no lo habían visto hasta que llegó la ambulancia, me preguntaba cómo era posible que nadie hubiera visto lo lejos que estaba de mí hasta que llegué a la conclusión de que era porque nadie estaba tan pendiente de él como yo. En ningún momento hubo alguien que hiciera el intento de preguntarle a Bill su versión de los hechos, los Kaulitz seguían sentándose en la mesa de siempre, hablando solo entre ellos y nunca me voltearon a ver.
Bill me ignoraba aún más que antes, llegué a pensar que estaba arrepentido de haberme salvado. Yo deseaba hablar con él, ese día en el hospital estaba muy enojada pero esa noche mi enfado se convirtió en una enorme gratitud y sentía que cada minuto que pasaba mi amor por él crecía más, intenté hablar con él al otro día del accidente. le dije -Hola Bill- de una manera amigable para que se diera cuenta que iba en son de paz, pero él solo asintió y giró la cabeza hacia el lado contrario. Ése fue el último acercamiento que tuvimos esa semana, yo solo me limitaba a observarlo a lo lejos en la cafetería o el estacionamiento y cada que lo hacía sentía un dolor profundo, era tan difícil permanecer lejos de él. Solo a Georg parecía complacerle el distanciamiento que habíamos tenido, tal vez había pensado que su rescate me podría haber impresionado, pero en cuanto notó que había sido todo lo contrario pareció relajarse.
De pronto la tarde del viernes mientras hacía mi tarea de álgebra de nuevo las dudas me asaltaron, trataba de entender el comportamiento de Bill, algo dentro de mí estaba segura de haber recordado todos los detalles de la noche en que supuestamente me había perdido y no entendía porqué Bill era capaz de arriesgar su vida por mí y al mismo tiempo alejarse de mí, casi estaba segura de que me quería tanto como yo a él, bueno no, no tanto, yo realmente lo amaba con todas mis fuerzas, me parecía que toda esa barrera que había levantado entre nosotros era porque tenía miedo, miedo de que yo descubriera algo, algún secreto, pasé mis manos por mi cuello y recordé las marcas que tenía, sentí un escalofrío... por un momento cruzó por mi cabeza una respuesta, sí, lo sabía era absurda pero era una respuesta, vinieron a mi mente las leyendas de este lugar que Georg y Gus me habían contado alguna vez, tomé la lap que estaba en el escritorio junto a mi cama, la encendí con movimientos desesperados, entré a Internet lo más rápido que pude y sin pensarlo tecleé la palabra “Vampiro” y le di “buscar”, aparecieron muchas cosas inservibles, acerca de películas, libros... pasaron varios minutos antes de que encontrara una página que parecía ser interesante.
Había una lista en orden alfabético con diferentes mitos de vampiros en varias partes del mundo, algunas estaban incluso clasificadas por ciudades, había uno que hablaba de una sociedad secreta que había existido mucho tiempo atrás, eran una especie de cazavampiros, pero con el tiempo se fue disolviendo. Otra hablaba de Greifswald, comencé a leerlo y sonaba muy parecido a la leyenda que Gustav me había contado el día de mi cumpleaños.
Un enlace llamó mi atención, mencionaba las características de un vampiro y aseguraba que nada tenían que ver con el estereotipo de Hollywood, decía que incluso los humanos podían convivir con uno sin darse cuenta, decía que tenían la piel blanca y helada, no acostumbraban salir al sol por que este podía quemar su piel, no al grado de matarlos, pero sí de debilitarlos mucho, sus ojos cambiaban de color, eran veloces, fuertes, pero sobre todo hermosos, cualidad que usaban para atraer a sus victimas.
De pronto todo pareció encajar, recordé lo hermoso y perfecto que me parecía, su piel extremadamente blanca, también había notado su ausencia los días soleados, el roce de su mano helada y sobre todo su advertencia de que me alejara de él...
Se necesitaron 4 paramédicos y 3 profesores para mover el árbol y los autos para que pudieran llegar las camillas hasta nosotros, Bill la rechazó y se subió adelante de la ambulancia.
En la sala de urgencias mientras una enfermera me tomaba la presión, la profesora de historia estaba conmigo, ella nos había acompañado en la ambulancia y estaba tratando de mantener una conversación conmigo, imaginaba que era para evitar que entrara en pánico o algo así, cuando se convenció de que estaba bastante tranquila me preguntó sobre el accidente, me dio la impresión que no se sentía muy cómoda de hacerlo pero tenía curiosidad
-¿Cómo te quitaste tan rápido? estaba en la dirección mirando por la ventana y... casi desapareciste...
-amm... pues... Bill me empujó para hacerme a un lado de la camioneta... él estaba conmigo- mentí
-¿A... sí? Todo fue tan rápido... tal vez por eso no lo vi-
-Sí, tal vez...- Entonces no estaba equivocada, no era mi imaginación, Bill casi había aparecido de la nada. Escuché que la puerta se abría, abrí los ojos y vi que un doctor entraba, era alto, de cabello castaño oscuro y tan guapo como un actor de cine, aunque estaba algo pálido y ojeroso, lo observé detenidamente, sus ojos me recordaron a alguien, entonces recordé que Kelly había mencionado que el padre de Bill era doctor, debía de ser él, sí, tenían los mismos ojos color miel.
-Señorita Wilhem ¿Cómo se siente?- me preguntó mientras revisaba el expediente que la enfermera le había dado
-Me siento bien- respondí
-Bueno, Bill me dijo que se había dado un fuerte golpe en la cabeza...
-Pero no me duele nada- insistí, lo único que quería era hablar con Bill- ¿Podría irme?
-Está bien, pero debe guardar reposo por el día de hoy, su padre y algunos chicos la están esperando afuera- me dijo y me ayudó a bajar de la camilla. Giré hacia la puerta y vi que Bill estaba recargado,
(Dar play)
-¿Puedo hablar contigo?- le dije, él se puso tenso y casi me lanzó una de sus acostumbradas miradas fulminantes. Nos dirigimos a un pasillo.
-¿Qué es lo que quieres?- dijo
-Me debes una explicación- dije cautelosamente- me lo prometiste
-¿Qué quieres que te explique?- después de insistir varias veces fue lo único que conseguí. Le dije lo que yo había visto pero me di cuenta que todo sonaba imposible y no pude continuar y él pareció burlarse de mis palabras
-¿En serio eso crees que pasó? Beth nadie te va a creer...
-No, no se lo voy a decir a nadie- mi respuesta pareció sorprenderle pero inmediatamente me dijo:
-Entonces solo agradécemelo y ya.
-Pues... gracias- estaba bastante molesta, no tenía por qué hablarme así. Hubo un silencio entre nosotros, nos mirábamos fijamente con una expresión de enfado.
Después de unos minutos se fue, yo seguía bastante enojada por no haber conseguido la verdad, pero intenté relajarme, tenía que ir con papá, tal como lo imaginé estaba de pie en la sala de espera, tuve que asegurarle varias veces que me encontraba bien, salvo un ligero dolor de cabeza, me tomó del brazo y salimos del hospital, junto a la entrada estaban Georg, Kelly y Gustav que en cuanto me vieron se acercaron a mí y comenzaron a bombardearme con preguntas acerca de si me sentía bien, tardé varios minutos en convencerlos de que no tenía nada y papá y yo nos dirigimos al auto, en cuanto llegamos a casa telefoneé a mamá, Arthur le había contado lo sucedido y estaba histérica, después de casi una hora de asegurarle que estaba perfectamente bien, me rogó que regresara con ella pero no me resultó tan difícil resistirme a sus ruegos con solo pensar en Bill, sobre todo después de lo que había pasado, era una estúpida, cualquier persona normal hubiera salido huyendo en una situación así, pero claro, por lo visto yo no era normal. En cuanto colgué me dirigí a mi habitación, Arthur se aseguró de que me metiera en la cama el resto de la tarde.
De nuevo soñé con Bill Kaulitz, en mi sueño estaba rodeada casi de oscuridad, Bill estaba delante de mí pero dándome la espalda, yo intentaba alcanzarlo pero no podía por más que lo llamara él se alejaba cada vez más.
La siguiente semana al accidente fue muy embarazosa, desgraciadamente me había convertido en el centro de atención de la escuela, por las mañanas papá se encargaba de llevarme, y al salir del auto varios chicos se acercaban a mí para preguntar sobre el accidente y al terminar las clases abordaba el autobús, mientras esperaba que “mi mecánico personal” pudiera reparar un poco mi auto, afortunadamente era un modelo antiguo y lo suficientemente sólido como para haber resistido y no tener que comprar otro, aunque había que reemplazar varias piezas según me había dicho Georg.
A la hora del almuerzo todos querían oír la historia de mis propios labios y siempre relate que Bill estaba junto a mí y me había salvado apartándome del árbol, pero todos decían siempre lo mismo, que no lo habían visto hasta que llegó la ambulancia, me preguntaba cómo era posible que nadie hubiera visto lo lejos que estaba de mí hasta que llegué a la conclusión de que era porque nadie estaba tan pendiente de él como yo. En ningún momento hubo alguien que hiciera el intento de preguntarle a Bill su versión de los hechos, los Kaulitz seguían sentándose en la mesa de siempre, hablando solo entre ellos y nunca me voltearon a ver.
Bill me ignoraba aún más que antes, llegué a pensar que estaba arrepentido de haberme salvado. Yo deseaba hablar con él, ese día en el hospital estaba muy enojada pero esa noche mi enfado se convirtió en una enorme gratitud y sentía que cada minuto que pasaba mi amor por él crecía más, intenté hablar con él al otro día del accidente. le dije -Hola Bill- de una manera amigable para que se diera cuenta que iba en son de paz, pero él solo asintió y giró la cabeza hacia el lado contrario. Ése fue el último acercamiento que tuvimos esa semana, yo solo me limitaba a observarlo a lo lejos en la cafetería o el estacionamiento y cada que lo hacía sentía un dolor profundo, era tan difícil permanecer lejos de él. Solo a Georg parecía complacerle el distanciamiento que habíamos tenido, tal vez había pensado que su rescate me podría haber impresionado, pero en cuanto notó que había sido todo lo contrario pareció relajarse.
De pronto la tarde del viernes mientras hacía mi tarea de álgebra de nuevo las dudas me asaltaron, trataba de entender el comportamiento de Bill, algo dentro de mí estaba segura de haber recordado todos los detalles de la noche en que supuestamente me había perdido y no entendía porqué Bill era capaz de arriesgar su vida por mí y al mismo tiempo alejarse de mí, casi estaba segura de que me quería tanto como yo a él, bueno no, no tanto, yo realmente lo amaba con todas mis fuerzas, me parecía que toda esa barrera que había levantado entre nosotros era porque tenía miedo, miedo de que yo descubriera algo, algún secreto, pasé mis manos por mi cuello y recordé las marcas que tenía, sentí un escalofrío... por un momento cruzó por mi cabeza una respuesta, sí, lo sabía era absurda pero era una respuesta, vinieron a mi mente las leyendas de este lugar que Georg y Gus me habían contado alguna vez, tomé la lap que estaba en el escritorio junto a mi cama, la encendí con movimientos desesperados, entré a Internet lo más rápido que pude y sin pensarlo tecleé la palabra “Vampiro” y le di “buscar”, aparecieron muchas cosas inservibles, acerca de películas, libros... pasaron varios minutos antes de que encontrara una página que parecía ser interesante.
Había una lista en orden alfabético con diferentes mitos de vampiros en varias partes del mundo, algunas estaban incluso clasificadas por ciudades, había uno que hablaba de una sociedad secreta que había existido mucho tiempo atrás, eran una especie de cazavampiros, pero con el tiempo se fue disolviendo. Otra hablaba de Greifswald, comencé a leerlo y sonaba muy parecido a la leyenda que Gustav me había contado el día de mi cumpleaños.
Un enlace llamó mi atención, mencionaba las características de un vampiro y aseguraba que nada tenían que ver con el estereotipo de Hollywood, decía que incluso los humanos podían convivir con uno sin darse cuenta, decía que tenían la piel blanca y helada, no acostumbraban salir al sol por que este podía quemar su piel, no al grado de matarlos, pero sí de debilitarlos mucho, sus ojos cambiaban de color, eran veloces, fuertes, pero sobre todo hermosos, cualidad que usaban para atraer a sus victimas.
De pronto todo pareció encajar, recordé lo hermoso y perfecto que me parecía, su piel extremadamente blanca, también había notado su ausencia los días soleados, el roce de su mano helada y sobre todo su advertencia de que me alejara de él...
*******************
10 jun 2011
Capítulo 11:
Hallo!!! Sorry!!! tarde en subir capi pero bueno aqui está este... espero les guste y también espero poder subir otro mañana...
Disfrutenlo!!!
-----Narra Bill------
Me encontraba a un lado de mi Audi en el estacionamiento, mientras mis hermanos bajaban del auto trataba de concentrarme para hablar con Beth, había decidido irme de Greifswald, pero antes pensaba despedirme de ella, no tenía ni idea de cómo hacerlo, pensaba que tal vez sentiría miedo ante mi presencia, estaba casi seguro que no recordaría nada de lo sucedido aquella noche, una de las razones por las que segregamos veneno en la saliva es porque funciona como una especie de anestesia que hace que nuestras “presas” no se resistan y no sientan tanto dolor, y cuando se trata de un humano también le provoca una sensación agradable, casi como de alucinaciones, pero aún así no estaba muy seguro de cómo reaccionaría ella cuando le dijera que solo quería despedirme. Una parte de mí deseaba que ella tratara de retenerme a su lado, casi, casi, que me suplicara que no la dejara y así tener un pretexto para no irme, pero otra parte ya no deseaba hacerle daño y lo mejor sería mantenerme realmente lejos de ella.
Tom y Mila estaban totalmente ajenos a lo que sucedía en mi cabeza, mirándose a los ojos el uno al otro con ternura, resultaba molesto mirarlos, todos sabíamos que tan enamorados estaban... ó quizá estaba volviéndome un amargado.
Pude escuchar el motor de su auto, aunque ella aún no llegaba al estacionamiento, cuando lo hizo vi que venía conduciendo lentamente, tenía los ojos centrados en la carretera y las manos apretadas al volante, parecía nerviosa, me tomó un minuto darme cuenta por qué, ya que hoy todos parecían tener la misma expresión al conducir, la lluvia hacía casi imposible la visibilidad a más de 1 ó 2 metros. Se estacionó 5 autos atrás del mío, ella no me había visto, pensé en acercarme a ella, hablarle... no, no debería siquiera pensarlo, tomé una bocanada de aire fresco por si acaso era ella la que se acercaba. Salió de su auto con cuidado, caminando despacio.
-¡Ah!- Mila jadeó, yo me concentré en sus pensamientos, ella veía cómo una luz se encendía en el cielo, de pronto una bola de fuego cubría un árbol del estacionamiento y hacía que éste se desprendiera envuelto en llamas, entonces me di cuenta que iba directamente hacia la chica que se había convertido en el centro de todo mi mundo. Beth volteó hacia atrás sorprendida por la luz y el sonido de un trueno y luego volteó a mirarme.
¡¡Ella no!! Sin pensarlo me lancé en medio del estacionamiento y me interpuse entre el árbol y Beth, tan deprisa que ningún ojo humano podía haberme visto, la tomé por la cintura y la aparté tan desesperadamente que no pude evitar que su cabeza se estrellara contra el suelo, puse mi mano para detenerlo y empujarlo fuera del camino de ella, el árbol cayó sobre 2 autos más y el de Beth haciendo que el techo se juntara casi con el suelo, una lluvia de cristales salió disparada y rápidamente las llamas se propagaron por los autos, maldije por lo bajo ya que no tuve más remedio que detenerlo con mi mano, estaba conciente de los múltiples errores que estaba cometiendo al exponerme de esa forma pero no tenía opción.
Los gritos de las personas que se encontraban en el estacionamiento no se hicieron esperar, de pronto una oleada de pensamientos se concentraron en Beth. Debía estar preocupado por averiguar en algún pensamiento si alguien me había visto empujar el árbol, pero no podía concentrarme en otra cosa, estaba asustado de haberla herido en mi intento de salvarla, examiné su rostro para ver si estaba consciente, esperando fervientemente que no tuviera ninguna herida que sangrara, nada, solo parecía estar en estado de shock, le pregunté cómo estaba. –Estoy bien- respondió mientras intentaba incorporarse, no se lo permití. Sentí un alivio recorriendo mi cuerpo al escuchar su voz, respiré un poco y no me importó el ardor en mi garganta, casi lo agradecía.
Pero ese momento de “paz” duró poco en cuanto ella preguntó: -Pero... ¿Cómo lo hiciste...? ¿Cómo llegaste tan rápido?- No, lo que me temía ella sí se había percatado de todo, le lancé una mirada suplicante para que no siguiera haciendo preguntas pero ella continuó: -Estabas lejos de mí, al lado de tu auto- Lo negué rotundamente y le pedí que confiara en mí. Estábamos rodeados de estudiantes y algunos profesores que se apresuraron a ver si alguien estaba lastimado, se escuchaba la sirena de la ambulancia, mientras tanto seguía tratando de convencer a Beth de que estaba equivocada, ahora lo único que me preocupaba era la seguridad de mi familia.
-¿Me lo explicarás después?- me dijo, no tuve otro remedio que mentirle asintiendo con la cabeza.
Cuando por fin llegó la ambulancia, los paramédicos subieron a Beth en una camilla, yo rechacé la mía, por suerte no fue difícil, uno de los paramédicos, Ewald era conocido de mi papá y lo convencí de que estaba lo suficientemente bien como para ocupar el asiento delantero de la ambulancia. Cuando llegamos rápidamente busqué a papá y avergonzado le conté lo ocurrido, tal como lo imaginaba él me tranquilizó y me aseguró que todo estaría bien, que seguramente nadie se habría percatado de nada. Me dijo que tal vez no deberíamos irnos de Greilswald, lo mejor era quedarnos para no levantar sospechas en caso de que Beth hablara, aún así me aconsejó que hablara con ella y la convenciera de que estaba confundida. La idea de quedarnos me gustó.
-Ya examiné sus radiografías y no sufrió ningún daño importante, la voy a dar de alta, no tiene caso que se quede aquí- me decía mientras caminábamos por el pasillo que conducía a la sala de urgencias- Me quedé recargado en la puerta a esperar.
Después de revisar su expediente mi papá pensó: “toda tuya” –Gracias le susurré, ningún humano pudo escuchar mi voz.
Beth caminó hacia mí -¿Puedo hablar contigo?- me dijo, su cálido aliento rebotó en mi cara, el recuerdo del exquisito sabor de su sangre hizo que mi boca se llenara de veneno y mi cuerpo estuviera listo para tomarla entre mis brazos y aferrarme a su cuello, “Tranquilo Bill” escuché los pensamientos de mi padre, dejé de respirar y me di la vuelta para salir al pasillo
-¿Qué es lo quieres?- dije rogando para que solo me agradeciera o algo así.
-Me debes una explicación- me dijo, parecía atemorizada- me lo prometiste- su voz sonaba casi suplicante
-No te debo nada... te salve la vida- le dije con un tono altanero, me dolía ver que mis palabras parecían lastimarla pero debía arreglar las cosas por el bien de mi familia -¿Qué es lo quieres que te explique?-
-No lo sé, tú estabas lejos, junto a tu auto y de pronto apareciste junto a mí, tus manos detuvieron y empujaron el árbol y... – dijo atropelladamente
-¿En serio eso crees que pasó? Beth nadie te va a creer- le dije con tono de burla pero en realidad sentía pánico, ella realmente había visto todo
-No, no se lo voy a decir a nadie- su respuesta me tomó por sorpresa, cualquier otra persona hubiera salido corriendo a divulgar el chisme, pero ella no, ella guardaría mi secreto a pesar de lo mal que la estaba tratado, en realidad no debería sorprenderme después de saber que ella sentía algo por mí, el único problema es que exigiría saber más y yo no podía decirle nada
-Entonces solo agradécemelo y ya -le respondí fingiendo enojo, pude ver cómo cambiaba su expresión, en sus ojos apareció una nota de furia -Gracias –me dijo y luego hubo un silencio entre nosotros, nos mirábamos fijamente, ambos con una expresión de enfado, yo estaba enfadado por tener que mentirle de esa forma, preferiría que ella se hiciera su propia historia antes que decirle la verdad; resultaba incómodo lo atractiva que me parecía enfadada, como un gatito furioso y desprotegido, entonces me di la vuelta y salí del pasillo...
Disfrutenlo!!!
-----Narra Bill------
Me encontraba a un lado de mi Audi en el estacionamiento, mientras mis hermanos bajaban del auto trataba de concentrarme para hablar con Beth, había decidido irme de Greifswald, pero antes pensaba despedirme de ella, no tenía ni idea de cómo hacerlo, pensaba que tal vez sentiría miedo ante mi presencia, estaba casi seguro que no recordaría nada de lo sucedido aquella noche, una de las razones por las que segregamos veneno en la saliva es porque funciona como una especie de anestesia que hace que nuestras “presas” no se resistan y no sientan tanto dolor, y cuando se trata de un humano también le provoca una sensación agradable, casi como de alucinaciones, pero aún así no estaba muy seguro de cómo reaccionaría ella cuando le dijera que solo quería despedirme. Una parte de mí deseaba que ella tratara de retenerme a su lado, casi, casi, que me suplicara que no la dejara y así tener un pretexto para no irme, pero otra parte ya no deseaba hacerle daño y lo mejor sería mantenerme realmente lejos de ella.
Tom y Mila estaban totalmente ajenos a lo que sucedía en mi cabeza, mirándose a los ojos el uno al otro con ternura, resultaba molesto mirarlos, todos sabíamos que tan enamorados estaban... ó quizá estaba volviéndome un amargado.
Pude escuchar el motor de su auto, aunque ella aún no llegaba al estacionamiento, cuando lo hizo vi que venía conduciendo lentamente, tenía los ojos centrados en la carretera y las manos apretadas al volante, parecía nerviosa, me tomó un minuto darme cuenta por qué, ya que hoy todos parecían tener la misma expresión al conducir, la lluvia hacía casi imposible la visibilidad a más de 1 ó 2 metros. Se estacionó 5 autos atrás del mío, ella no me había visto, pensé en acercarme a ella, hablarle... no, no debería siquiera pensarlo, tomé una bocanada de aire fresco por si acaso era ella la que se acercaba. Salió de su auto con cuidado, caminando despacio.
-¡Ah!- Mila jadeó, yo me concentré en sus pensamientos, ella veía cómo una luz se encendía en el cielo, de pronto una bola de fuego cubría un árbol del estacionamiento y hacía que éste se desprendiera envuelto en llamas, entonces me di cuenta que iba directamente hacia la chica que se había convertido en el centro de todo mi mundo. Beth volteó hacia atrás sorprendida por la luz y el sonido de un trueno y luego volteó a mirarme.
¡¡Ella no!! Sin pensarlo me lancé en medio del estacionamiento y me interpuse entre el árbol y Beth, tan deprisa que ningún ojo humano podía haberme visto, la tomé por la cintura y la aparté tan desesperadamente que no pude evitar que su cabeza se estrellara contra el suelo, puse mi mano para detenerlo y empujarlo fuera del camino de ella, el árbol cayó sobre 2 autos más y el de Beth haciendo que el techo se juntara casi con el suelo, una lluvia de cristales salió disparada y rápidamente las llamas se propagaron por los autos, maldije por lo bajo ya que no tuve más remedio que detenerlo con mi mano, estaba conciente de los múltiples errores que estaba cometiendo al exponerme de esa forma pero no tenía opción.
Los gritos de las personas que se encontraban en el estacionamiento no se hicieron esperar, de pronto una oleada de pensamientos se concentraron en Beth. Debía estar preocupado por averiguar en algún pensamiento si alguien me había visto empujar el árbol, pero no podía concentrarme en otra cosa, estaba asustado de haberla herido en mi intento de salvarla, examiné su rostro para ver si estaba consciente, esperando fervientemente que no tuviera ninguna herida que sangrara, nada, solo parecía estar en estado de shock, le pregunté cómo estaba. –Estoy bien- respondió mientras intentaba incorporarse, no se lo permití. Sentí un alivio recorriendo mi cuerpo al escuchar su voz, respiré un poco y no me importó el ardor en mi garganta, casi lo agradecía.
Pero ese momento de “paz” duró poco en cuanto ella preguntó: -Pero... ¿Cómo lo hiciste...? ¿Cómo llegaste tan rápido?- No, lo que me temía ella sí se había percatado de todo, le lancé una mirada suplicante para que no siguiera haciendo preguntas pero ella continuó: -Estabas lejos de mí, al lado de tu auto- Lo negué rotundamente y le pedí que confiara en mí. Estábamos rodeados de estudiantes y algunos profesores que se apresuraron a ver si alguien estaba lastimado, se escuchaba la sirena de la ambulancia, mientras tanto seguía tratando de convencer a Beth de que estaba equivocada, ahora lo único que me preocupaba era la seguridad de mi familia.
-¿Me lo explicarás después?- me dijo, no tuve otro remedio que mentirle asintiendo con la cabeza.
Cuando por fin llegó la ambulancia, los paramédicos subieron a Beth en una camilla, yo rechacé la mía, por suerte no fue difícil, uno de los paramédicos, Ewald era conocido de mi papá y lo convencí de que estaba lo suficientemente bien como para ocupar el asiento delantero de la ambulancia. Cuando llegamos rápidamente busqué a papá y avergonzado le conté lo ocurrido, tal como lo imaginaba él me tranquilizó y me aseguró que todo estaría bien, que seguramente nadie se habría percatado de nada. Me dijo que tal vez no deberíamos irnos de Greilswald, lo mejor era quedarnos para no levantar sospechas en caso de que Beth hablara, aún así me aconsejó que hablara con ella y la convenciera de que estaba confundida. La idea de quedarnos me gustó.
-Ya examiné sus radiografías y no sufrió ningún daño importante, la voy a dar de alta, no tiene caso que se quede aquí- me decía mientras caminábamos por el pasillo que conducía a la sala de urgencias- Me quedé recargado en la puerta a esperar.
Después de revisar su expediente mi papá pensó: “toda tuya” –Gracias le susurré, ningún humano pudo escuchar mi voz.
Beth caminó hacia mí -¿Puedo hablar contigo?- me dijo, su cálido aliento rebotó en mi cara, el recuerdo del exquisito sabor de su sangre hizo que mi boca se llenara de veneno y mi cuerpo estuviera listo para tomarla entre mis brazos y aferrarme a su cuello, “Tranquilo Bill” escuché los pensamientos de mi padre, dejé de respirar y me di la vuelta para salir al pasillo
-¿Qué es lo quieres?- dije rogando para que solo me agradeciera o algo así.
-Me debes una explicación- me dijo, parecía atemorizada- me lo prometiste- su voz sonaba casi suplicante
-No te debo nada... te salve la vida- le dije con un tono altanero, me dolía ver que mis palabras parecían lastimarla pero debía arreglar las cosas por el bien de mi familia -¿Qué es lo quieres que te explique?-
-No lo sé, tú estabas lejos, junto a tu auto y de pronto apareciste junto a mí, tus manos detuvieron y empujaron el árbol y... – dijo atropelladamente
-¿En serio eso crees que pasó? Beth nadie te va a creer- le dije con tono de burla pero en realidad sentía pánico, ella realmente había visto todo
-No, no se lo voy a decir a nadie- su respuesta me tomó por sorpresa, cualquier otra persona hubiera salido corriendo a divulgar el chisme, pero ella no, ella guardaría mi secreto a pesar de lo mal que la estaba tratado, en realidad no debería sorprenderme después de saber que ella sentía algo por mí, el único problema es que exigiría saber más y yo no podía decirle nada
-Entonces solo agradécemelo y ya -le respondí fingiendo enojo, pude ver cómo cambiaba su expresión, en sus ojos apareció una nota de furia -Gracias –me dijo y luego hubo un silencio entre nosotros, nos mirábamos fijamente, ambos con una expresión de enfado, yo estaba enfadado por tener que mentirle de esa forma, preferiría que ella se hiciera su propia historia antes que decirle la verdad; resultaba incómodo lo atractiva que me parecía enfadada, como un gatito furioso y desprotegido, entonces me di la vuelta y salí del pasillo...
3 jun 2011
Capítulo 10
------Narra Beth-------
Me sentí envuelta en una total oscuridad, aquel dolor punzante del cuello desapareció casi tan rápido como empezó y fue sustituido por un sentimiento de paz y felicidad, era como estar envuelta en una nube y flotar suavemente, de pronto eso también terminó, era como estar suspendida en la nada.
-¿Cómo la encuentras? ¿Va estar bien verdad?
-Tranquilo va estar bien, tiene un cuadro de hipotermia pero nada de peligro... mantenla bien abrigada, que tomé muchos líquidos y que guarde reposo por un par de días
Escuché unas voces a lo lejos, intentaba abrir los ojos pero los sentía muy pesados, por fin los abrí... me sentía extraña, la cabeza me daba vueltas, miré a mi alrededor y vi que estaba en mi recámara... ¿En mi recámara? lo último que recordaba era que estaba en el bosque... con Bill, sí estaba segura, o tal vez estaba soñando, recordaba haber platicado con él y luego... nos besamos, solo recordar ese momento hizo que mi respiración se acelerara
-Beth! ¿Cómo te sientes pequeña?- dijo mi papá abriendo la puerta
-Bien... creo ¿Qué pasó?
-Te perdiste en el bosque y con el frío que esta haciendo... todos te estuvimos buscando y por suerte te encontramos a tiempo, estabas desmayada, pero el doctor Heineman dice que te recuperarás rápido- dijo sentándose a mi lado en la cama, lo escuché incrédula
-¿Pero y...?- estuve a punto de preguntarle por Bill, pero después de lo que había dicho ya no estaba tan segura de que ese beso hubiera sido real- No recuerdo bien, solo que salí a caminar un poco... tienes razón debí perderme...
-Descansa, ya hablaremos mañana- me besó la frente y salió de mi recámara.
Me sentía un poco cansada pero no lo suficiente como para seguir durmiendo, me negaba a creer que el beso de Bill hubiera sido solo un sueño, cerraba mis ojos y casi podía sentir sus labios en los míos, pero por otro lado no tenía sentido, él y yo ni siquiera nos llevábamos bien, no habíamos charlado tanto, además sentía todo tan borroso, la misma sensación que tienes cuando despiertas de un sueño y comienzas a olvidarlo, decidí que tendría que olvidarme de esto... si era cierto lo más lógico sería que el llamara mañana para preguntar como estaba y con un poco de suerte hasta posiblemente viniera personalmente a verme, una emoción me envolvió y por fin logré dormirme.
Al día siguiente desperté y me sentía mucho mejor, aunque aún sentía el cuerpo un poco tieso, lo único que realmente me molestaba era el cuello. Mi papá decidió que podía llegar más tarde a su trabajo y se quedó conmigo un rato después del desayuno. Cuando se fue subí a mi habitación, todavía tenía esperanzas de que Bill llamara, justo en ese momento sonó el teléfono, me paré rápidamente de la cama, lo que hizo que me tambaleara, contesté, era Kelly, charlamos un rato, me dijo que todos querían saber como estaba y me mandaban todo tipo de buenos deseos, en especial Georg. Tenía ganas de preguntarle algo, pero no sabía como, quería saber si ella había visto alguien más conmigo...
-Kelly... anoche ¿Había alguien más? quiero decir ¿Estaba en un lugar muy alejado?
-Pues sí, bastante alejado, no sé como llegaste tan lejos, debiste haber caminado durante horas, no sé como pudiste hacer eso ¿en qué estabas pensando?...awmn, lo siento no quise sonar como a regaño Beth, solo que en verdad estábamos preocupados
-No, no importa, tienes razón fue muy tonto de mi parte, solo que al principio yo estaba siguiendo un sendero por eso lo hice, estaba confiada...- había algo raro en todo esto, yo realmente no estaba muy segura de haberme perdido, durante todo el tiempo que caminé por el bosque traté de no perder de vista el sendero ¿Cómo era posible que me hubiera perdido?
-...Ah! y sí estabas sola, no había nada más... ¿Te refieres a un animal o algo así?
-¡¿Un animal?!- dije sorprendida
-Sí, bueno, es que tenías una pequeña herida en el cuello... sangraba un poco, pero no te preocupes la curaron rápido, pero no vimos nada y la verdad nadie le dio mucha importancia, tu papá dijo que era peor que te congelaras.- suspiré, obviamente no era a esto a lo que me refería, le di las gracias por su llamada, les mandé saludos a los demás y colgué.
Corrí al espejo de mi tocador, bajé el cuello de mi sudadera para poder ver bien la piel de mi cuello, no parecía haber nada, lo toqué con mis manos y entonces sentí un pequeño dolor del lado izquierdo, me acerqué más al espejo, era cierto había una serie de marcas, de lejos parecía un arañón, pero viendo más detenidamente era una serie de puntos, 6 para ser exactos y los de las orillas eran más profundos. Cuando pasaba mis dedos dolía un poco, de pronto tuve la sensación de que iba a recordar algo, algo de esa noche, era una sensación extraña ya que cerraba los ojos y lo único que podía ver era a Bill junto a mí en el bosque besándome ¿ Eso qué tenía que ver? Decidí que era mejor no forzar las cosas, tal vez después recordaría algo. Cuando mi papá llegó vimos una película juntos y yo me olvidé por completo de todo el asunto del bosque.
Por fin el jueves volvería a la escuela, desde el día anterior me sentía lo suficientemente bien como para ir pero papá prefirió esperar y digo ¿Quién se queja por faltar a la escuela? Cuando me levanté de la cama y miré por la ventana no pude evitar poner mala cara, en los días que había estado en reposo solo había una fina capa de niebla y hacía frío como de costumbre, pero precisamente hoy estaba cayendo una tormenta tan fuerte que apenas se podía ver a más allá de metro y medio, por un momento pensé pedirle a Arthur que me dejara en casa un día más, pero tenía unas descontroladas ansias por ver a Bill, en parte por lo mucho que me gustaba y en parte por que quizá solo viendo la manera fría en la que acostumbraba tratarme a veces, me convencería de una vez por todas que ese beso con el que había estado soñando las 3 últimas noches era solo producto de mi imaginación, todas mis esperanzas de que él llamara se desvanecieron casi al segundo día de reposo, lo más lógico era que ni siquiera estuviera enterado.
Me sentía bien físicamente pero en mi interior reinaba la confusión, era algo que no podía explicar, seguía con varias dudas de lo que había pasado, pero al mismo tiempo no quería hablarlo con nadie.
Me apresuré y bajé a la cocina, solo tomé una taza de leche caliente y salí poniéndome el impermeable y tomando un paraguas, aunque dudaba que fuera a resistir tanta lluvia; casi cualquier ruido era ahogado por el fuerte golpeteo de la lluvia y los truenos, en toda mi vida nunca había visto llover de esa forma, por fin conseguí llegar al auto y fue una suerte que llegara ilesa, la calle estaba inundada, tal vez solo unos 12 ó 15 centímetros pero llevaba una corriente fuerte ya que la calle tenía una ligera pendiente y junto con mi falta de equilibrio era una combinación mortífera... y el día apenas comenzaba.
Conduje lo más lento que podía, no quería provocar el caos en un lugar tan pacifico como Greifswald, además prácticamente no se podía ver nada, llevaba el limpiaparabrisas encendido pero no servia de nada, llovía a chorros, así que cuando llegué a la escuela el estacionamiento estaba casi lleno de autos vacíos porque las personas salían corriendo hacia la escuela, fuera de eso todos parecían bastante tranquilos con la idea de la tormenta, parecía que ya estaban acostumbrados a esto, excepto yo, claro.
(Dar play)
Por fin hallé un lugar libre, detuve el auto y en cuanto abrí la portezuela, abrí mi paraguas y salí, vi que 5 autos adelante estaba estacionado el Audi Q7 y junto a el estaba Bill con un impermeable puesto, me miraba fijamente como si estuviera esperándome, por un momento me dio la impresión de que quería decirme algo, en realidad yo también quería decirle muchas cosas, necesitaba que me dijera de una vez si el beso había sido real o no, pero obviamente no me atrevía, no sabía ni como acercarme para preguntarle una cosa así, seguro pensaría que estaba loca.
Caminé despacio y vi una luz acompañada de un tronido ensordecedor lo que me hizo voltear hacía atrás sobresaltada y de pronto vi varias cosas a la vez, algunas personas que estaban bajando de sus autos me miraban con una expresión horrorizada, pero de entre todas la que más resaltaba era la de Bill, un gran árbol cubierto en llamas iba a caer sobre varios autos incluido el mío, solo que los otros estaban vacíos, en cambio yo estaba al lado de mi auto, de pronto sentí un fuerte golpe segundos antes de escuchar el sonido del árbol sobre mi auto y éste haciéndose como acordeón.
Era como si algo hubiera detenido el árbol por un instante y luego lo hubiera arrojado un poco lejos de mis piernas. Me golpeé contra el suelo y sentí como algo frío y duro me sujetaba contra el, no pude percatarme de lo que era porqué mi atención estaba centrada en lo rápido que las llamas se propagaban en los autos, me sorprendió que tanta agua no fuera capaz de sofocarlo.
Caminé despacio y vi una luz acompañada de un tronido ensordecedor lo que me hizo voltear hacía atrás sobresaltada y de pronto vi varias cosas a la vez, algunas personas que estaban bajando de sus autos me miraban con una expresión horrorizada, pero de entre todas la que más resaltaba era la de Bill, un gran árbol cubierto en llamas iba a caer sobre varios autos incluido el mío, solo que los otros estaban vacíos, en cambio yo estaba al lado de mi auto, de pronto sentí un fuerte golpe segundos antes de escuchar el sonido del árbol sobre mi auto y éste haciéndose como acordeón.
Era como si algo hubiera detenido el árbol por un instante y luego lo hubiera arrojado un poco lejos de mis piernas. Me golpeé contra el suelo y sentí como algo frío y duro me sujetaba contra el, no pude percatarme de lo que era porqué mi atención estaba centrada en lo rápido que las llamas se propagaban en los autos, me sorprendió que tanta agua no fuera capaz de sofocarlo.
Escuché a alguien junto a mí diciendo una maldición en voz baja y fue imposible no reconocer la aterciopelada voz. En medio de todo ese mar de adrenalina y miedo que me envolvía, llegaron a mi mente flashasos de lo que había ocurrido en el bosque, recordaba casi claramente como Bill y yo nos habíamos confesado nuestros sentimientos, la forma en que nos mirábamos con ternura y deseo a la vez, como nuestros labios se habían unido en un tierno y delicado beso y luego en otro más apasionado y salvaje, sus manos recorriendo mi espalda... sus dientes cerca de mi cuello y como justo en ese momento todo se había vuelto oscuro y confuso para mí, deseé que en ese momento pudiéramos hablar de eso, pero aun me sentía aturdida y no pude pronunciar ni una palabra.
Hubo un silencio total antes de que todos comenzaran a gritar y chillar, escuchaba que me llamaban a lo lejos, pero entre todas escuché la voz clara y preocupada de Bill que me decía en tono bajo
-¿Beth? ¿Estás bien?
-Sí, estoy bien- dije tratando de incorporarme, pero no me lo permitió, me tenía rodeada de la cintura con una mano, un escalofrío recorrió mi cuerpo.
-Creo que te has dado un fuerte golpe en la cabeza- su expresión era extraña, además realmente era difícil ver con la lluvia cayendo en mis ojos
-¿Pero...como lo hiciste...?- dije olvidándome de todo lo anterior y centrándome en lo rápido que había estado a mi lado
-¿Hacer qué??- dijo sorprendido
-¿Cómo llegaste tan rápido?- Lo miré fijamente, su rostro estaba lleno de preocupación, como si me suplicara que no le hiciera preguntas. Algunos profesores y alumnos salieron a ayudar -Estabas lejos de mí, al lado de tu auto- le aseguré
-No, no es verdad- sus ojos se volvieron fríos y su expresión se endureció por unos segundos
-Por favor Beth, estaba a tu lado- dijo nuevamente parecía suplicarme con sus ojos -Confía en mí.
Escuché la sirena de la ambulancia, seguramente alguien debió de llamarla -¿Me lo explicarás después?- le dije, pero él solo asintió.
Papá llegó en el momento en que me subieron a una camilla, tenía una cara de pánico, solo alcancé a decirle que me encontraba bien y Bill se fue adelante en la ambulancia.
Mientras me subían pude ver a lo lejos a Mila, Tom y Andreas que nos miraban con expresiones que pasaban de la desaprobación a la ira, pero nunca se acercaron a ver como estaba su hermano ni yo.
La cabeza me daba vueltas intentando hallar una explicación a todo lo que había visto, por que sí, estaba segura de que Bill estaba lo suficientemente lejos como para que fuera imposible que llegara hasta mí tan rápido y lo más increíble de todo ¿Cómo es que había logrado desviar un gran árbol que pesaba toneladas y que además ardía en llamas?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)