RESUMEN


¿Qué harías si todo tu mundo cambiara derepente? ¿Si todo lo que pensabas imposible fuera real? Si la persona que más amas estuviera a punto de matarte... y guardara un secreto que podría cambiar tu vida...


CATEGORIA: hetero.

GÉNERO: romance, vampiros

PERSONAJES: Tokio Hotel

CLASIFICACIÓN: +15

TERMINADA: no

18 ene 2011

CAPITULO 1:






-------Narra Beth---------








Bajé la ventanilla del auto para mirar por última vez el paisaje, el cielo era azul, había unas cuantas nubes blancas y el sol brillaba intensamente, respiré profundo para llenar mis pulmones de ese aire cálido antes de que nos estacionáramos en el aeropuerto.






-Beth estás segura que quieres hacer esto? -preguntó de nuevo mi mamá


-Sí estoy segura, quiero ir- dije tratando de sonar lo más convincente que podía


-Bueno de todos modos sabes que puedes llamar en cualquier momento y estaremos yendo por ti. Salúdame a Arthur- dijo mamá mientras me abrazaba dulcemente.


Por lo visto aún no lograba convencer a todos con mi discurso de que quería cambiar de aires y mi repentino interés de vivir con Arthur, mi padre, en Greifswald, lo cierto es que ni yo me lo creía pero era algo que ya estaba decidido desde hacía varios meses cuando mi mamá conoció a Henry en un viaje de trabajo que había hecho a Francia, ellos habían decidido casarse y yo sinceramente no tenía la más mínima intención de vivir con ellos, Henry no era un mal tipo pero tampoco es que hubiera una gran química entre nosotros. Mamá me dio un beso y me dirigí a abordar el avión.


El vuelo que me esperaba era algo largo, prácticamente atravesaría Alemania. Greifswald era un pequeño poblado al norte, cerca del mar Báltico con clima bastante frío y lluvioso, algo aterrador para alguien como yo que adoraba el sol y el clima templado de Baden que en ocasiones alcanzaba los 30 grados en verano. Intenté no pensar y saqué mi Ipod del bolso, después de un buen rato de escuchar música el sueño me venció.






Cuando bajé del avión busqué con la mirada y a un lado de la entrada estaba papá con su encantadora sonrisa, le devolví la sonrisa y caminé hacia él


-Beth!! Que tal el viaje??- dijo mientras me abrazaba y le daba un beso.


-Bien papá, aunque casi me la pasé dormida... – le respondí con una tímida sonrisa


-Y como está Britta??- me preguntó mientras recogíamos mi equipaje




-Feliz y muy ocupada con todo lo de la mudanza... ella y Henry te mandan saludos.- dije caminando
aferrada a su brazo hacia el estacionamiento, ahí nos esperaba el modesto auto de Arthur.


Para llegar a Greifswald mi papá condujo más o menos 1 hora, 1 hora en la que casi permanecimos en silencio, solo se escuchaba el sonido del motor, ya se podía ver el cielo encapotado y comenzaba a caer una fina lluvia que arreciaba conforme nos acercábamos al pueblo, lo que no me extrañaba, había pasado cada temporada vacacional de verano en Greifswald hasta que cumplí los 13 y fue papá quien viajaba a Baden cada año, solo pensar en ese lugar deprimente me causaba una punzada en el estómago, suspiré mientras contemplaba por la ventanilla la carretera mojada...






el paisaje era bonito, eso no se podía negar, todo estaba cubierto por un color verde, de hecho demasiado verde diría yo, había árboles por todos lados y musgo cubriendo los troncos y la orilla de la carretera...


-Ya está todo arreglado para que desde mañana puedas asistir a la escuela, fue más fácil de lo pensaba que te admitieran en mitad del curso- dijo papá rompiendo el silencio


-Sí, una suerte- dije sarcásticamente, no era tan difícil teniendo en cuenta la reducida cantidad de estudiantes que había en la única escuela... ese era otro motivo para nuevamente sentir punzadas en el estómago, sería la chica nueva, la comidilla de todos seguramente....


-Tal vez sería bueno conseguirte un auto para que puedas ir y venir a la escuela


-Un auto?? eso es genial!!! pero papá no quiero que gastes mucho... ya habíamos quedado en eso, no se tal vez pueda tomar el autobús...


-mmm bueno solo espero que estés a gusto en este lugar.- realmente no sería fácil acostumbrarme y menos sentirme muy feliz en Greifswald, pero al menos delante de él tendría que hacer un esfuerzo y disimular, no tenía porque ver mi mala cara...


-Compraremos el que tu escojas... mañana podemos ir a ver uno después de las clases, te parece??


-OK pero en verdad no quiero algo muy caro...- de nuevo se hizo un silencio, en eso nos parecíamos mi papá y yo, no éramos de mucho hablar que digamos y seguramente él seguía bastante sacado de onda con la repentina decisión de mudarme con él por tiempo indefinido, de pronto el auto se detuvo y me di cuenta que por fin habíamos llegado.








La casa era de 2 niveles pero pequeña, papá abrió la puerta y entramos, había una especie de vestíbulo pequeño, al lado derecho estaba la entrada de la cocina y al fondo una habitación más grande que servia de salón en el lado derecho y a la izquierda el comedor, al lado izquierdo del vestíbulo estaba la escalera


-Ven hija, de una vez instálate- me dijo mientras subía con mi equipaje y se dirigía a la que siempre había sido mi habitación mientras lo seguía.




Arriba a un lado de la escalera había una ventana, al lado derecho estaba el único baño de la casa, en medio había un pequeño pasillo que daba a las 2 habitaciones, la del lado izquierdo era la mía.


Abrió la puerta, entramos y dejó mi maleta sobre la cama


–Espero que te guste y si no puedes hacer algunos cambios...


–Gracias papá, así esta bien- intenté sonreír y el dio la vuelta para dejar que me instalara en la habitación, lo cual le agradecí ya que estaba cansada de fingir que estaba todo bien, por fin ahora que estaba sola podía dejar escapar todas las lágrimas, podía sentir como se desbordaban de mis ojos, realmente me sentía algo asustada, ahora ya aquí en Greifswald todo sería diferente para mí y tendría que hacer un esfuerzo para acostumbrarme, entre sollozos traté de acomodar mis cosas lo mejor posible, me sentía tranquila ya que sabía que papá no me escucharía llorar gracias al sonido de la lluvia, no supe como pero de pronto ya se había hecho de noche


-Beth tienes hambre?? Quieres cenar algo??- preguntó papá tocando mi puerta, la abrí


-No papá prefiero acostarme temprano para estar lista para la escuela- respondí tratando de mirar hacia otro lado para evitar que notara mis ojos hinchados


-Bueno entonces descansa. Buenas noches hija


-Buenas noches papá- esperé unos minutos hasta que escuché que papá bajaba las escaleras, tome un pijama y me dirigí al baño, después regresé y me metí en la cama tratando de dormirme, el sonido de la lluvia me ayudó a hacerlo por que no tarde mucho en conseguirlo.


El despertador sonó y eso hizo que despertara algo sobresaltada, lo apagué y me levanté, tomé la ropa que anoche había dejado preparada y me metí al baño, rogaba por que el llanto de ayer no me hubiera dejado marcas, me miré en el espejo y respiré tranquila al menos en parte, por que en realidad mi aspecto no era algo de lo que me sintiera muy orgullosa, siempre había sido muy delgada, mi rostro era muy pálido nada que ver con la idea que se tiene de alguien que vive en una ciudad soleada, suspiré resignada y me di prisa en bajar a desayunar.




En la cocina Arthur estaba sirviéndose una taza de café y en la mesa había algunas rebanadas de pan y un frasco de mermelada




-Buenos días Beth!- dijo sonriendo mientras sacaba del refrigerador una botella de leche y la ponía en la mesa




-Buenos días papá- respondí sacando de la alacena un tazón


-Dormiste bien??- me preguntó untándole mermelada a su rebanada de pan


-Sí, creo que estaba cansada por el viaje y la lluvia me arrulló.- respondí mientras me servía leche y cereal. Desayunamos rápido, él fue el primero en terminar y salir de casa para dirigirse a su trabajo de policía. Debido a su trabajo creo que todos en el pueblo lo conocían, para ellos era el jefe de policía Wilhem.




Salí de la casa en cuanto lavé los trastos, me puse mi impermeable ya que la lluvia había arreciado justo cuando abrí la puerta de la casa y salí, me dirigí a la esquina de la calle no pasó ni un minuto cuando el autobús que me llevaría cerca de la escuela llegó.








Al llegar había un pequeño letrero donde decía “Instituto Greifswald” me detuve por lo visto era algo temprano ya que solo había 2 o 3 coches en el estacionamiento, aproveché que aun no llegaran todos y me dirigí al edificio que estaba de lado derecho en la primera puerta había un pequeño cartel indicando que era la oficina, abrí y vi una salita de espera con un sillón y varios carteles y avisos de color chillón pegados en la pared, al lado una mesa con varias carpetas, junto había 2 anaqueles algo destartalados y delante de éstos un escritorio donde estaba sentada una mujer madura de cabello rubio y anteojos tomando una taza de café, volteando a verme preguntó


-Buenos días ¿Qué se te ofrece?-


-Buenos días. Soy Bethzaira Wilhem


-Ah! claro. ¡Bienvenida Bethzaira!- dijo sonriendo –Aquí tengo tus horarios- dijo y luego buscó en una de los cajones una carpeta, la puso sobre la mesa y me explicó donde se encontraban los salones.


-Gracias- le dije tratando de sonar tranquila y alegre, pero lo cierto es que ya me imaginaba que a estas alturas toda la escuela ya supiera de mi llegada y todos estarían mirándome como bicho raro en cuanto saliera.


Me dirigí a la puerta y antes de abrir tomé aire, qué era lo peor que podía pasar? nadie iba a morderme, aunque ya imaginaba lo que me esperaba.


Cuando salí ya había llegado la mayoría de los alumnos, traté de recordar donde se encontraba mi clase con el profesor Seward y me dirigí hacia el lado derecho, no fue tan difícil hallarlo, era un salón pequeño y ya había algunos alumnos dentro, busqué un lugar vacío no muy atrás ya que mi vista no suele ser muy buena, me senté en la segunda hilera cerca de la ventana, miré a mi alrededor disimuladamente y agradecí porque mi pálida piel y mi atuendo sencillo no desentonara mucho con los demás, también estaba agradecida de que el Sr. Seward no mencionara nada de mi llegada, en especial que no me hubiera hecho pasar al frente como me temía.


La clase pasó rápidamente y en cuanto sonó el timbre el chico de la mesa de al lado se volteó para hablarme


-¿Tu eres Bethzaira Wilhem verdad?- preguntó amablemente


-Beth- le respondí con una sonrisa, a pesar de que hablábamos en un tono bajo, casi medio salón se volvió a mirarme y no pude evitar sentir como el calor subía por mi cara
-Yo soy Georg Listing... ya no te acuerdas de mí?? -dijo sonriendo tímidamente












*********************************



No hay comentarios: