pero pliss diganme si les va gustando!!!
Bueno ya las dejo leer... =)
-------Narra Beth--------
Los papás de Bill nos observaban de pie junto a la amplísima escalera, al doctor Jörg ya lo había visto una vez en el hospital, asumí que quien estaba a su lado era Simone, la única de la familia que nunca había visto, tenia la piel blanca y los mismos rasgos hermosos que el resto, los 2 vestían de manera informal, me sonrieron pero ninguno dio ni un paso hacia donde estaba, tal vez para no asustarme, yo les devolví la sonrisa...
-Mamá, papá, les presento a Beth- dijo Bill con una sonrisa, rompiendo el silencio
-¡Bienvenida Beth!- dijo su papá acercándose y dándome la mano
-Me alegro de volver a verlo, doctor Kaulitz
-Dime Jörg, por favor
Simone sonrió y dio un paso para darme su mano
-Me alegro mucho de conocerte, y llámame Simone- dijo alegremente
-¡Gracias! Yo también me alegro Simone- dije tímidamente, comenzaba a sentirme un poco más cómoda, parecía haberles agradado y eso me tranquilizó
-¡Hola Bill!- dijo una voz femenina que venía de arriba de las escaleras, me giré para ver quien era, aunque me imaginaba que se trataba de la hermana de Bill, vi que Mila y Tom venían bajando las escaleras tomados de la mano y detrás de ellos venía Andreas
-¡Hola Beth!- dijo Mila soltando la mano de Tom y corriendo hasta llegar a mí y darme un beso en la mejilla, por la forma en que me saludo cualquiera hubiera pensado que nos conocíamos de hace años y éramos grandes amigas, yo le devolví el gesto
-Hola Beth- me dijeron casi al mismo tiempo Tom y Andreas una vez que bajaron las escaleras, les devolví el saludo, ellos no se acercaron para darme la mano pero me imaginé que también era parte del “plan” para no asustarme así que no me lo tomé personal, casi enseguida sentí una sensación de alivio y todos mis nervios se esfumaron por completo, en ese momento recordé lo que Andreas era capaz de hacer y en verdad que se lo agradecía
-Me da mucho gusto conocerlos... la casa es hermosa- dije mientras mis ojos seguían recorriendo la sala
-Gracias, también a nosotros nos da mucho gusto conocerte por fin, siéntete como en tu casa- dijo Simone con una sonrisa y después todos salieron y nos dejaron solos a Bill y a mí
-Ven, te mostraré toda la casa- dijo Bill tomando mi mano, recorrimos un pasillo, las paredes estaban adornadas por pinturas antiguas, mientras él iba señalando cada una de las habitaciones, había piezas que cualquier museo envidiaría pero también había aparatos electrónicos muy lujosos y modernos que hacían un lindo contraste como la enorme pantalla plana del cuarto de entretenimiento; el comedor era hermoso, la mesa era para 12 personas y en medio lucía un candelabro de plata, había otra habitación que estaba repleta de instrumentos, varias guitarras y un piano, Bill me dijo que a Tom y a él les gustaba pasar mucho tiempo aquí, Tom era un gran guitarrista según había dicho Bill; después me mostró la biblioteca, era enorme, todas las paredes estaban “tapizadas” con estantes llenos de libros de piso a techo, me imaginé que ni siquiera en un siglo de vida sería posible terminar de leer esto.
No me había dado cuenta que ya estaba oscureciendo hasta que Bill dijo que se estaba haciendo tarde y debía llevarme a mi casa, no pude despedirme de su familia porque no los vi por ningún lado, pero imaginé que no sería la última vez que los vería, si todo salía como hasta ahora, iba a pasar gran parte de mi tiempo con Bill.
Durante el camino de regreso a mí casa seguimos platicando de varias cosas, entre otras le pregunté lo que se sentía estar cerca de un humano cuando se es un vampiro, me habló acerca de lo que le provocaba la “sed”, el ardor en la garganta y todo eso, pero siempre tratando de no asustarme, también me habló de los esfuerzos que hizo para no abalanzarse sobre mí el primer día que me senté junto a él en la clase de química, al escuchar todo el tormento que significó para él sentí un dolor en el corazón por haberlo juzgado mal.
Se detuvo frente a mi casa y cuando me di cuenta ya estaba abriendo la portezuela y dándome la mano para salir...
Creo que iba a tener que acostumbrarme a su caballerosidad, nunca antes nadie me había tratado así, pero me gustaba.
Nos despedimos con un beso rápido para no forzar de más el autocontrol de Bill y me deseó buenas noches, iba a medio camino cuando me giré
-Bill- lo llamé
-¿Sí?
-Mañana en la escuela ¿Qué vamos a decir?... me refiero a nosotros... a que estamos juntos
-Pues... la verdad, que estamos juntos- dijo acercándose a mí- que nos queremos... si no te molesta claro
-¡No, claro que no! al contrario, quisiera gritarlo a los cuatro vientos, pero... yo pensé que tal vez tu familia preferiría mantenerse alejada de los... humanos y...
-No, no te preocupes por eso, de todos modos vamos a ser cuidadosos... no tenemos por que esconder lo que sentimos nosotros- dijo acariciando mi mejilla, mientras yo sonreía de oreja a oreja por lo mucho que me había gustado como sonaba ese “nosotros”.
Entré a la casa y preparé algo de cenar, la verdad es que mi pancita me pedía a gritos comida, desde el receso en la escuela no había comido nada, tomé del refrigerador un poco de pollo asado que había quedado del dia anterior y lo metí al microondas mientras esperaba que Arthur llegara, traté de no pensar en todo lo que había pasado en el día, no quería que papá me notara rara, cuando llegó cenamos mientras me contaba como le había ido durante el día, al parecer había tenido bastante trabajo, había varias personas que habían reportado haber visto un animal salvaje en el bosque muy cerca de la costa y lo estaban buscando, tal vez se trataba de un oso y me advirtió que no me alejara de la ciudad por el momento, le aseguré que tendría cuidado para tranquilizarlo pero realmente no podía sentir otra cosa que emoción y alegría por saber que mañana volvería a ver a Bill y esta vez todo sería diferente entre nosotros.
En cuanto me cepillé los dientes, me puse la pijama y recargué la cabeza en mi almohada caí en un profundo sueño, ni siquiera podría recordar si soñé algo, mi sueño fue tan profundo como el de un bebé, pero fui despertada por el sonido de un claxon que no conocía, me levanté y me asomé a la ventana, afuera estaba estacionado el Audi y junto estaba Bill de pie.
Estaba bastante nublado y caía una lluvia tan fina que apenas se notaba pero por primera vez sentí que la lluvia me agradaba más que el sol, corrí a mi closet y saqué lo primero que me encontré, claro algo que combinara y me hiciera lucir lo mejor posible, me di una ducha rapidísimo y dejé mi cabello suelto, solo me puse una diadema a juego con mi blusa, eché un último vistazo al espejo y bajé corriendo las escaleras, ni siquiera me preocupé por desayunar, ya tomaría algo en la cafetería de la escuela. Él estaba esperándome con una sonrisa tan hermosa que sentí que dejaba de respirar con solo mirarlo, nos dimos un beso rápido y nos dirigimos a la escuela.
Cuando llegamos ya había varios autos estacionados, como de costumbre nadie parecía prestar la más mínima atención a Bill, pero una vez que él me abrió la puerta y salí del auto todas las miradas estaban puestas en mí, eso era algo que odiaba, ser el centro de atención, pero por lo visto sería inevitable, podía escuchar todos los cuchicheos a nuestro alrededor mientras atravesaba el estacionamiento aferrada al brazo de Bill
-Creo que nadie se esperaba verte conmigo... y hay a quien no le hace mucha gracia- me murmuró divertido, obviamente estaba leyéndole la mente a los que estaban cerca- en especial a tu amigo- estaba a punto de preguntar a quien se refería cuando me topé con unos ojos verdes que nos miraban bastante molestos, Georg estaba a un lado de su auto y parecía querer fulminar a Bill con la mirada... ¡oh no!
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1 comentario:
ay amiga te tardaste pero me encanto espero el siguiente con ansias y que tu me sigas leyendo yo se que eres una mujer muy ocupada
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